Santa
María del Perpetuo Socorro, Icono de amor
Aspectos
históricos
La relación que hay entre María, la madre del Señor, y
los Misioneros Redentoristas, es muy especial y viene desde tiempos memorables.
El fundador de nuestra Congregación, el inmenso san Alfonso María de Ligorio,
gran santo, y llamado con mucha justicia ´´El Santo del Siglo de las Luces´´,
siempre confesó un amor especialísimo a la bienaventurada siempre Virgen María.
Nuestra devoción como Redentoristas a la Santísima
Virgen, está íntimamente relacionada a la devoción que san Alfonso profesó a
María bajo la advocación de ´Santa María dei Monti´, conocida después como la
´Gran Señora de Scala´ y la ´Madre de los Redentoristas´, invocándola siempre
como ´Madre de Misericordia´. Se dice que san Alfonso rezó largas horas ante la imagen de Santa María
dei Monti, pidiéndole a la Madre del Cielo y de Misericordia, que le ayudase
para la fundación de un Instituto Misionero consagrado a la evangelización de
los más pobres. Contando también con la ayuda inspiradora de la beata María
Celeste Crostarosa, ´la santa priora´.
Hoy en día, nuestro Instituto Misionero se caracteriza,
entre otras cosas, por su devoción a la madre del Señor, bajo la advocación de
nuestra Señora la Virgen del Perpetuo Socorro. Los Misioneros Redentoristas de
todo el mundo, nos congregamos junto a
los fieles laicos redentoristas y fervientes devotos de la Virgen, bajo el
ropaje de su túnica roja, manto azul marino de forro verde de nuestra Madre la
Virgen del Perpetuo Socorro.
En el sagrado icono, imagen o cuadro de la Virgen del
Socorro, contemplamos que, aunque Ella aparece de medio cuerpo, Ella en
realidad está de pie, como de pie estuvo en el Calvario. Su elegancia
espiritual en ese momento fue una gran muestra de su confianza y abandono en
los brazos del Padre que iba a resucitar a su Hijo.
La isla de Creta (a esta isla se le conocía como Reino de
Candía o Ducado de Candía) es el lugar de origen del cuadro bendito de la
Virgen del Perpetuo Socorro. Creta se ubica en el mar Egeo, la más grande
situada al sur de Grecia, y la quinta en tamaño en el mar Mediterráneo. La
imagen era de culto público y muy milagrosa; se cree, pero no con seguridad,
que estaba en una localidad llamada Lassithi, uno de los santuarios más
visitados de la isla. El cuadro o el icono del Perpetuo Socorro es una tabla
pintada al temple sobre nogal (en Europa es un árbol multiuso que se identifica
con el clima y la cultura mediterránea), su tamaño es de 53 x 41,5 cm., nos
explica el P. Fabriciano Ferrero. El cuadro de la Virgen como género
iconográfico mariano en Oriente, pertenece a las llamadas ´´Virgen de la
Pasión´´, de la escuela cretense; en Occidente se le conoce como Virgen del
Perpetuo Socorro.
El cuadro de la Virgen fue robado por un mercader cuyo
nombre se desconoce. La historia, que pareciera uno de los mejores cuentos del
mundo, la transcribiré del folleto preparado por un equipo de misioneros
redentoristas cuya edición estuvo a cargo de Mons. Noel Londoño, obispo de la
diócesis de Jericó, Colombia, publicado en Roma en 1997. La historia dice así: ´´Cuenta una tradición
del siglo XVI que un comerciante de Creta (Grecia) robó de una iglesia de la
isla una imagen de la Virgen que hacía muchos milagros. La escondió entre su
equipaje y se embarcó para occidente. Durante el viaje hubo una terrible
tempestad; gracias a Dios, el barco pudo llegar al puerto deseado. Un año más
tarde el mercader y la imagen estaban en Roma (…) Pero aquel comerciante se
enfermó gravemente y buscó refugio en la casa de un amigo. A la hora de la
muerte le descubrió el secreto de la imagen, rogándole que la hiciera colocar
en una iglesia. El amigo se lo prometió pero, porque su mujer no quiso
desprenderse de la bella imagen, murió también sin haber cumplido la promesa.
Por fin, la Santísima Virgen se apareció a una niña de seis años, hija de esta
familia romana, y le dijo que comunicara a su madre y a su abuelo que la imagen
de Santa María del Perpetuo Socorro debía ser colocada entre Santa María la
Mayor y San Juan de Letrán, en una iglesia dedicada al apóstol san Mateo. Dice
la tradición que, después de muchas dudas y dificultades, obedeció la madre y,
avisados los frailes encargados de dicha iglesia (…) esta imagen de la
gloriosísima Virgen fue colocada en el templo de San Mateo Apóstol el día 27 de
marzo de 1499´´. Los Padres Agustinos
eran los que estaban al frente de la jurisdicción de San Mateo.
El icono estuvo en dicha iglesia, trescientos años, desde
1499 hasta 1798, cuando el templo de san Mateo fue destruido. El P. Tirso
Cepedal, redentorista con gran trayectoria y muy conocedor del tema, nos lo
refiere así: ´´El icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro permanece
expuesto al público hasta el año en el que la iglesia de san Mateo, al igual
que otras 30 iglesias romanas, es demolida por orden de Massena, general de las
tropas napoleónicas´´. El P. Cepedal explica a pie de página que este
general Massena mandó demoler las iglesias de la Ciudad Eterna, con el pretexto
de que amenazaban ruina.
Los Padres Agustinos que permanecieron en Roma después
del desastre, se llevaron el icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro a la
iglesia de Santa María in Posterula. Pero el icono fue un desconocido para el
pueblo. Escuchemos lo que nos narra el P. Tirso Cepedal: ´´Consigo llevaron
también los Agustinos el icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, pero no
lo colocaron en la iglesia, en cuyo altar mayor se veneraba ya a Nuestra Señora
de la Gracia, sino en el oratorio privado de la comunidad. Allí permaneció
durante muchos años desconocida del pueblo e incluso de los mismos frailes, a
excepción del H. Agustín Orsetti , único sobreviviente de San Mateo´´.
El enlace fueron el H. Agustín Orsetti y Miguel Marchi,
nombres para la historia y de la historia. Cuando Miguel Marchi visitaba la
iglesia de Santa María in Posterula, contaba con trece años de edad y servía
como monaguillo en dicha iglesia. Miguel Marchi dejó para la posteridad su testimonio
que recibió de una rica tradición en la persona del H. Orsetti. El tesimonio es
el siguiente. Dice Miguel Marchi: ´´Doy fe de haber conocido durante trece años
o más a un hermano en Bracciano el año 1852 ó 1853, pocos meses después de
haber partido de esta ciudad de Roma, a la avanzada edad de ochenta y seis años
o más, quien (según me decía frecuentemente), siendo aún muy joven, había
tomado el hábito eremítico de San Agustín en la casa de San Mateo; allí había
hecho los santos votos y era miembro durante los últimos años de su permanencia
en aquel lugar tan venerable(…)Este buen hermano me repetía siempre, con un no
sé qué de misterio y con una cierta ansiedad, particularmente los años 1850 y
1851, estas precisas palabras: APRENDETELO BIEN, MI PEQUEÑO MIGUEL: LA VIRGEN
DE SAN MATEO ES AQUELLA QUE ESTA ALLI ARRIBA EN LA CAPILLA, NO TE
OLVIDES…¡SEGURO! ¡SEGURO! ¿HAS ENTENDIDO, MI QUERIDO MIGUEL? ERA MILAGROSA´´.
Miguel Marchi en el año de 1855 ingresó en la
Congregación de los Misioneros Redentoristas, y al ingresar en el instituto
religioso, Marchi compartía su testimonio sobre el cuadro milagroso de la
Virgen, con emoción y verdadera devoción: ´´Puedo decir de esta venerable
imagen de la Madonna de San Mateo, llamada del Perpetuo Socorro, que desde mi
juventud hasta el momento en que he entrado en la Congregación la he visto
siempre sobre el altar de la capilla interior del colegio de los Padres
Agustinos de la provincia de Irlanda, bajo el nombre de Santa María in
Posterula, junto al Orso, sin culto alguno, sin ornamentos y casi abandonada; y
sin ni siquiera una lámpara encendida, y con frecuencia llena de polvo; allí he
ayudado a misa y, con gran atención, la he admirado muchas veces´´.
Después de un tiempo, tiempo en que el cuadro de Santa
María del Perpetuo Socorro permanecía en silencio, sin culto público, en la
capilla de la iglesia de Santa María in Posterula, cuando ya el H. Agustín
Orsetti, había transmitido a Miguel Marchi, aquel testimonio de amor, sobre el
cuadro de la Virgen milagrosa, aparece el personaje del sacerdote jesuita P.
Francisco Blosi. Este sacerdote se encontraba en la iglesia del Gesú, en la
ciudad de Roma, y en su predicación, bajo las luces del Espíritu Santo,
preguntó inquieto dónde estaba el cuadro famoso de la Virgen milagrosa del
Perpetuo Socorro. Su sermón lo pronunció el histórico día del 7 de febrero de
1863.
Así predicaba: ´´Vengo a hablaros hoy de una imagen de
nuestra Señora, que un día fue célebre por los milagros que obraba, pero que
desde hace ya setenta años no da señales de vida; yace, en cuanto yo sé, en un
lugar privado, sin culto público y sin aquel concurso de fieles que tuvo en los
siglos pasados(…)Estaba en la iglesia de San Mateo en Merulana, y era conocida
con el título de Madonna de san Mateo, y, más propiamente, con el de Perpetuo
Socorro.
Quiera Dios que, entre tantos como me escuchan, haya
alguno que, sabiendo dónde se encuentra actualmente, comunique a quien la tiene
escondida desde hace ya más de setenta años´´.
Después de aquel sermón que pronunció el P. Blosi, pasó
un tiempo y sucedió el milagro: el encuentro entre la Virgen del Perpetuo
Socorro y sus hijos muy amados los Misioneros Redentoristas. ¿Cómo fue ese
encuentro exactamente?, seguramente te preguntarás. Y fue de la siguiente
manera.
Los Redentoristas llegaron a Roma y buscaron un terreno
para construir la Casa General y así poder estar cerca del Vicario de Cristo,
del Santo Papa, porque si hay algo que también caracteriza a los Redentoristas,
es el amor y la obediencia al Sumo Pontífice. Compraron un terreno que, por
providencia de Dios, resultó ser el mismo donde estuvo edificada la iglesia de
San Mateo (que estaba entre las basílicas Santa María la Mayor y San Juan de
Letrán, en la Vía Merulana), que había sido destruida años atrás.
Así se cumplió el deseo de la Virgen: que su cuadro debía
ser colocado entre Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. Precisamente en
ese lugar, el cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro había sido venerado y
recibido tantos honores por parte de los fieles durante trescientos años. Los
Redentoristas construyeron la Casa General y, con gran asombro, un miembro de
la comunidad, el Cronista, descubrió que donde habían levantado su
casa-residencia, allí, hace tiempo se levantaba la famosa iglesia de San Mateo,
pero lo más asombroso que descubrió este redentorista, fue que en ese templo se
veneraba una imagen de la Virgen María con la advocación del Perpetuo Socorro.
A partir de ese momento, de ese hecho revelador, comenzó la búsqueda del icono
de la Virgen del Perpetuo Socorro por parte de los Redentoristas. Sus hijos
buscando a su Madre, y su Madre esperando por ellos.
Después de una gran búsqueda, casi desesperante, que los
llevó incluso a una triste desolación sin tener noticias del bendito cuadro,
¡por fin!, dan con el cuadro. Nuevamente aparece en escena Miguel Marchi. Este
joven religioso redentorista, que había recibido la tradición oral de parte del
H. Agustín Orsetti, escuchó sobre la búsqueda desesperada de sus cohermanos y
dio la respuesta e indicó el lugar donde se encontraba el sagrado icono.
¡Alegría! ¡Qué alegría! ¡Los Redentoristas encontraron a su Madre del Perpetuo
Socorro y su Madre los encontró a ellos!
El sacerdote redentorista Miguel Marchi hizo una petición
de declaración firmada un 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada
Concepción de María en 1865. En esta petición, manifestaba su deseo y el de la
comunidad de los Redentoristas, de colocar la bellísima imagen, según el propio
deseo de la Virgen, manifestado a aquella niña, de estar entre las dos
basílicas: Santa María la Mayor y San Juan de Letrán; y ese lugar era la casa
de los Misioneros Redentoristas.
Pero no bastaba la petición del padre Miguel Marchi para
obtener el cuadro de la Virgen, había que hacerlo a través de los superiores
mayores y altos jerarcas de la Iglesia. Y así fue.
La comunidad recurrió al Superior General, y este al
Papa. El P. Nicolás Mauron, superior general de los Misioneros Redentoristas,
pidió una audiencia al papa Pío IX, que le fue concedida el día 11 de diciembre
de 1865. En dicha audiencia el P. Mauron manifestó al Papa su petición y
finalidad para que les fuese dado a los Redentoristas el hermosísimo cuadro de
la Virgen del Perpetuo Socorro y colocarlo en la vía Merulana.
El Papa que era muy mariano, devoto de la Santísima
Virgen María, aceptó la petición del P. Nicolás Mauron, que según dice la
tradición oral redentorista, lo hizo con estas palabras: ´´Dadla a conocer a
todo el mundo´´. Frase grabada en el corazón de la familia redentorista.
Después de aquella memorable audiencia entre el sucesor
de san Alfonso María de Ligorio y el sucesor de Pedro, siguiendo los pasos
correspondientes que manda la Curia Romana, quedan en el calendario de la
historia de la Congregación del Santísimo Redentor, las fechas memorables del
peregrinaje de la vuelta a casa del icono de la Madonna del Perpetuo Socorro.
Vamos a recorrer las siguientes fechas:
*19 de enero de 1866: Con gran emoción y solemnidad,
entra el cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro a su nueva y antigua casa, la
de los Misioneros Redentoristas (los PP. Bresciani y Marchi, fueron a la
iglesia de Santa María in Posterula y llevaron 50 escudos al prior de los frailes
agustinos).
*26 de abril de 1866: Sale en procesión solemne y muy
concurrida. la bendita imagen del Perpetuo Socorro recorre toda la vía
Merulana.
*5 de mayo de 1866: El Papa Pío IX realizó una visita
solemne a la Virgen del Perpetuo Socorro.
*23 de junio de 1867: La Virgen del Perpetuo Socorro es
coronada por el Patriarca de Constantinopla Mons. Rogerio Luigi Antici Mattei.
Sin duda alguna, como ya hemos dicho antes, pero me gusta
repetir, la devoción a la Virgen María bajo la advocación de Madre del Perpetuo
Socorro, es la más difundida en todo el mundo cristiano. Es una devoción
´´universal´´. El deseo del Papa Pío IX de ´´dadla a conocer a todo el mundo´´,
se ha hecho realidad y sigue realizándose allí donde se encuentra un
Redentorista. Sin embargo, hay un gran misterio de amor y muy maternal que
rodea a esta bendita imagen; pues es la imagen de Nuestra Señora, Hija de Dios
Padre, Madre de Jesucristo Santísimo Redentor, y Esposa de Dios Espíritu Santo,
Madre de la Iglesia, Madre nuestra, Madre de la gran Familia Redentorista. Es
este misterio inconmensurable, que lleva a la Madre del Señor a ´´darse a
conocer´´ por sí misma. Es curioso, en algunos lugares, donde aún no había
presencia de los Misioneros Redentoristas, allí, ya estaba su bendita imagen.
Tal es el caso de la República de Nicaragua y el resto de Centroamérica.
La difusión a esta advocación, tiene focos de irradiación
en distintas partes del mundo. Santuarios dedicados a María bajo este tierno y
dulce nombre: Perpetuo Socorro. En toda Europa es conocida la Virgen del
Perpetuo Socorro, pues su primera patria fue Grecia, en la isla de Creta.
América entera, Insular (Haití está consagrado al Perpetuo Socorro), del Norte,
del Sur y Centroamérica, conocen su nombre, hay hermosos santuarios levantados
en su honor. En Asia, propiamente en las Islas Filipinas, hay un imponente
santuario, el santuario de Baclaran, que desde 1906, se venera al Perpetuo
Socorro. África, en ocho de sus naciones se le rinde culto a la Madre del
Socorro. Y en Oceanía, Australia y Nueva Zelanda, han acogido con mucho amor al
Perpetuo Socorro. En fin, en el mundo entero, existen catedrales, basílicas,
santuarios, parroquias, capillas, oratorios, escuelas, colegios, centros
pastorales y de misión, donde la veneran como madre y patrona siempre fiel, a
la Virgen del Perpetuo Socorro. La devoción crece cada día más y más. Porque
las palabras de la misma Virgen María se han cumplido: ´´Por eso desde ahora
todas las generaciones me llamarán bienaventurada´´ (Lc 1,48).
La imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro es un icono
(eikón en griego), que significa imagen. Y el icono tiene una característica
muy singular según los entendidos del arte sacro: ´´el icono hace presente eso
que recuerda´´. El icono es más que una simple representación de lo sacro. El
icono es considerado un verdadero altar, que invita a la reflexión, a la
oración, a la meditación. El icono nos hace entrar en el misterio que refleja.
Un icono es una verdadera ´´catequesis´´, es ´´evangelio´´. El icono es para
contemplar y ser contemplados por él.
Si nos fijamos atentamente en el cuadro de Nuestra Señora
del Perpetuo Socorro, vamos a contemplar lo siguiente: la Virgen está inclinada
hacia el Niño Jesús, a quien acoge con verdadero amor de madre. El Niño, se
sostiene de las manos de su amantísima madre, y ve al arcángel Gabriel. Este porta la cruz y los clavos. El Niño se ve
asustado, pues contempla los signos de la Pasión que le espera vivir. Está sobre
un fondo de oro, que rodea toda la imagen, surgen cuatro figuras sacras: la
Virgen Madre de Dios con el Niño Jesús en el brazo izquierdo y, a los lados,
los arcángeles San Miguel y San Gabriel con los instrumentos de la pasión´´.
El arcángel Miguel sostiene otros instrumentos de la
Pasión, la lanza, la caña con la esponja y el recipiente que contiene el
vinagre. El Niño, asustado, hace un movimiento brusco con sus pequeños pies, y
es por eso que se le suelta la sandalita que lleva. Se puede interpretar también
que el Niño se despoja de todos sus derechos jurídicos. (‘’Quitarle la sandalia
a otro era, en efecto, ocupar su derecho jurídico’’. Mons. Silvio Báez) La
Virgen, como madre siempre fiel y buena madre, sostiene firmemente a su hijito
del alma, carne de su carne, sangre de su sangre, pedacito de su corazón;
sostiene al Hijo de Dios, porque Dios la sostiene a Ella. Pero hay un detalle:
la Virgen nos mira, nos contempla, no deja de cubrirnos con su mirada maternal
siempre, y así nos sostiene en nuestras luchas de cada día.
Aunque la Virgen aparece de medio cuerpo, Ella en
realidad está de pie, como de pie estuvo en El Calvario. Su elegancia
espiritual en ese momento fue una gran muestra de su confianza y abandono en
los brazos del Padre que iba a resucitar a su Hijo. Su vestimenta es una túnica
roja, manto azul marino de forro verde. Lleva una cofia de color azul cobalto
que no permite ver su cabello, y le cubre su frente bendita. Se puede apreciar
sobre su frente cubierta una estrella dorada de ocho rayos y junto a esta una
pequeña cruz en forma de estrella.
Las letras que se contemplan en el icono, tienen el
siguiente significado: las que se encuentran en la parte superior del cuadro,
significan Madre- de Dios; a la izquierda de quien mira el icono, la
inscripción refiere al arcángel Miguel; las de la derecha, sobre la cabecita
del ángel, arcángel Gabriel; la inscripción de la derecha junto a la carita del
Niño, significa, Jesús-Cristo.
Los colores y rasgos físicos de la Virgen son también una
hermosa catequesis en el icono milenario. La boca de la Virgen es pequeña en
recuerdo que Ella es la Señora del silencio. Sus ojos son grandes, significa
que su mirada nos cubre a todos en todo momento. Su túnica roja representa a
las vírgenes del tiempo de Cristo, y el color azul marino, que es una capa,
color desgastado, representa a las madres de Palestina; María es Virgen y
Madre, pobre y sencilla.
Este icono milenario, tesoro espiritual de la Iglesia y
de la Congregación del Santísimo Redentor, tiene su trono en la iglesia San
Alfonso María de Ligorio desde 1866, en la Ciudad Eterna, Roma. Esta iglesia se
sitúa sobre la hermosa vía Merulana, entre las imponentes Basílicas de Santa
María la Mayor y la Catedral de Roma, San Juan de Letrán. Junto a la iglesia,
están la Casa General de la Congregación del Santísimo Redentor y la Academia
Alfonsiana.
¿Por qué el icono de la Virgen del Perpetuo Socorro fue
entregado a los misioneros Redentoristas? Dos razones: divina y humana. La
divina es porque Dios en su infinito amor y misericordia así lo quiso, así es
de providente nuestro Padre, se fijó en los Redentoristas para que fueran los
propagadores de la advocación de su gloriosa Madre Virgen del Perpetuo Socorro.
En esta historia como en todas las historias hay un antes y un después. Hay
lugares y personajes que el Señor hizo sus instrumentos para hacernos llegar la
imagen bendita de su Madre amorosa: Creta, el mercader, el mar, Roma, la
iglesia de San Mateo, la iglesia de Santa María in Posterula, el H. Agustín,
Miguel Marchi, Francesco Blosi, el Papa Pío IX, los Redentoristas… Y la razón
humana, sería, según algunos historiadores, que el Papa vio oportuno el momento
de crecimiento del instituto religioso, que se expandía por todo el mundo, a
través de las misiones, y el deseo suyo era que la bendita imagen se ´´diera a
conocer´´.
También, este Papa era devoto de san Alfonso María de Ligorio,
autor del libro ´´Las glorias de María´´, y estimaba con especial sentimiento
paternal, a los Misioneros Redentoristas, admiraba las obras del carisma
redentorista. San Alfonso es uno de los santos más marianos que hay, amó con
locura a Jesucristo y a su Madre Santísima. Aunque él no conoció el icono de la
Virgen del Perpetuo Socorro (su devoción a María era bajo la advocación de
Santa María dei Monti), seguramente desde el cielo se gozó al ver que en la
tierra, sus hijos los Redentoristas, recibían la hermosa misión de dar a
conocer por todo el mundo, el nombre de Madre del Perpetuo Socorro en el
misterio de su Inmaculada Concepción.
ITINERARIO DEL ICONO DE LA VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO EN
EL MUNDO ENTERO. TOMADO DEL LIBRO DEL P. FRANCISCO CONTRERAS, ´LA VIRGEN DEL
PERPETUO SOCORRO´:
1. Creta, la
patria del icono.
2. La Tabla
de la iglesia de San Mateo.
3. La Virgen
en la iglesia de San Mateo: trescientos años (1499-1798).
4. Destrucción
de la iglesia de San Mateo (1798): cincuenta años de olvido.
5. Un lazo
providencial entre el pasado y el futuro.
6. Los caminos de la providencia: los
redentoristas descubren y reciben la imagen.
7. Comienzo
del culto público (26 de abril de 1866).
8. El 19 de enero de 1866, los PP.
Bresciani y Marchi, fueron a la iglesia de Santa María in Posterula y llevaron
50 escudos al prior de los frailes agustinos.
9. La Virgen
del Perpetuo Socorro es coronada (23 de junio de 1867).
10. Irradiación
universal de la Virgen del Perpetuo Socorro.
11. La
devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro en la actualidad.