La devoción
a “El Señor de los Milagros” es una de las más grandes e impresionantes que hay
por parte del pueblo cristiano-católico a Jesús clavado en la cruz por amor a
la humanidad. Esta devoción nos viene de América del Sur en Perú: “Esta tradición nace en Lima, Perú, donde
una serie de acontecimientos extraordinarios fueron acrecentando con el correr
del tiempo, la proyección a todos los lugares del mundo de esta sagrada Imagen
del Señor de los Milagros. En este país la devoción es de carácter nacional y
parte de una pintura al fresco del siglo XVII, que representa al crucificado y
que pertenecía a una cofradía de negros”.
En
Nicaragua, esta devoción llega con fuerza, dinamismo, y encuentra un lugar
especial para quedarse en el corazón de los managuas. La bendita Imagen de “El
Señor de los Milagros”, se encontraba en el templo de Veracruz; que a la
llegada de la Imagen de la Sangre de Cristo en el año de 1638, ya se veneraba
con mucha devoción en dicho templo, la Imagen de “El Señor de los Milagros”.
El
movimiento terráqueo del año de 1931, echó abajo el antiguo templo de Veracruz;
este acontecimiento llevó a trasladar la imagen a la iglesia de Nuestra Señora
de la Candelaria, donde estuvo hasta mediados de los años cincuenta. Cuando es
levantada arquitectónicamente la Iglesia de Santo Domingo, la venerada Imagen
de “El Señor de los Milagros” permaneció en dicha Iglesia hasta nueva orden del
Sr. arzobispo Alejandro González y Robleto, quien decidió que la milagrosa
Imagen, después de su estancia en la Iglesia de Santo Domingo, fuera llevada a
la Catedral Santiago de Managua, donde permaneció hasta el año de 1972, cuando
ocurrió el fatídico terremoto.
La Imagen de
“El Señor de los Milagros”, al igual que otras imágenes que se encontraban en
la antigua Catedral Santiago de Managua, fueron recuperadas y enviadas a otras
iglesias de la ciudad capital para ser custodiadas a la espera de un nuevo
templo; en este caso, de una nueva Catedral. En el caso concreto de algunas
imágenes, no encontraron el camino para llegar a la nueva catedral de Managua
Inmaculada Concepción de María.
Pues así lo
permitió Dios en su infinita misericordia y en sus infinitos designios, y así
lo ha permitido con la imagen de “El Señor de los Milagros”. Esta bendita
Imagen estuvo desaparecida por varios años después del terremoto de 1972. En un
breve escrito sobre la historia de esta venerada Imagen, se narra su hallazgo,
en una época llamada posterremoto, su llegada a la Colonia Unidad de Propósito
y su restauración: “Después de este suceso se pierde el rastro por varios años,
hasta que es encontrada en una pequeña Iglesia del barrio María Auxiliadora,
tirada en un basurero de hojas y papeles viejos, a la par de otros santos. Es
rescatada de allí por el señor Edmundo Martínez y su hijo Bayardo Martínez,
habitantes de la Colonia Unidad de Propósito. Ellos la trasladan a la Iglesia
de esta colonia. Aquí es restaurada por el gran pintor y escultor Rodrigo
Peñalba, ya que tenía la mano quebrada, y dos dedos de las manos. Esto ocurre a
finales de la década de los años de 1970.
Hermano
lector, si desea conocer la bella imagen de “El Señor de los Milagros”, y la
parroquia donde se encuentra y que lleva su mismo nombre, le invito a que siga leyendo
algo más sobre esta milagrosa Imagen.
Siguiendo la
famosa Carretera Norte, que en febrero de 1996 vibró al paso de san Juan Pablo
II “El Grande”, en el km 9 ½ dirigiéndonos al Instituto Modesto Armijo, 1c. al
norte, 25 mts. al este, en la Colonia Unidad de Propósito, encontramos el
templo parroquial de “El Señor de los Milagros”.
Esta Parroquia,
fue creada en diciembre de 1997; comprende los barrios de Monte Fresco, El
Rodeo, Monte Christi, Casa Real, La Purísima. En el centro del altar mayor del
templo parroquial, se encuentra la bella imagen de “El Señor de los Milagros”.
Su fiesta patronal es el 3 de mayo, en el calendario anterior, día de la “Santa
Cruz”.
Al cuidado
de la imagen están, en primer lugar, el párroco, y con él, los coordinadores de
las comunidades parroquiales del Sistema Integral de la Nueva Evangelización
(SINE), según nos compartió la profesora Aleyda de Jesús Guzmán, hija de esa
parroquia y gran devota de “El Señor de los Milagros”.
Según la
profesora Aleyda Guzmán, se ha constatado, que la imagen de “El Señor de los
Milagros”, tiene alrededor de cuatrocientos años de antigüedad, es decir, es
más antigua que la venerada imagen de la “Sangre de Cristo” de la catedral de
Managua.
¿Qué expresa
el rostro de la imagen de “El Señor de los Milagros”? Para la hermana Aleyda
Guzmán y este su servidor quien escribe, la imagen de este Santo Cristo expresa
dolor profundísimo, parece estar llegando al paroxismo, al límite del dolor, al
sufrimiento mismo de donde surge el dolor. Y esta imagen pareciera decir,
gritando a voz en cuello, las palabras: “Todo se ha cumplido”.
´´Había allí una vasija
llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hispo una esponja empapada en vinagre
y se la acercaron a la boca. Cuando tomo Jesús el vinagre, dijo: “Todo está
cumplido”. E inclinando la cabeza entregó el espíritu´´(Jn 19, 29-30).
Jesucristo
es el fiel cumplidor de la voluntad del Padre. Cumple con la voluntad de su
Padre por amor a nosotros, y así, nos enseña a obedecer. La obediencia es la
puerta de la bendición, Jesús obediente al Padre, nos conduce a la Casa del
Padre. Pasa por el sufrimiento y el dolor, a la gloria y gozo de la
resurrección. Su padecimiento es el camino a la gloria, su grito “Todo está
cumplido”, es el grito de Jesús vencedor de la muerte, de rey victorioso que se
encamina a la gloria. Él es el vencedor que con su obediencia vence al príncipe
de este mundo: Satanás. Jesús elevado en la cruz, cumple con la voluntad de su
Padre, juzga al mundo y atrae a todos los hombres y mujeres hacia Él. (Jn 12,
32).
“Había allí
una vasija llena de vinagre” (Jn 19, 29). ¿Por qué le ofrecieron vinagre y no
vino? La escritura dice que le acercaron a su boca una esponja empapada en
vinagre y Jesús tomó. El vino y el vinagre. El vino representa la alegría de la
vida en la Sagrada Escritura, representa también la generosidad que hay en el
corazón del hombre. El vino generoso simboliza la fe que produce en el hombre y
la mujer una auténtica alegría iluminando la vida. Por ello, en el pasaje de
las bodas de Caná de Galilea, se da el “signo”, una rica simbología, un hecho
extraordinario, un hecho que encierra precisamente la conversión del agua en
vino. Los biblistas afirman que en las bodas de Caná, por intercesión de la
Santísima Virgen María, se anticipó la hora de la glorificación definitiva de
Jesús. Se anunció el banquete mesiánico del Reino de Dios, presagio y tipo de
la eucaristía. El vino se convierte, para nosotros, en cada eucaristía, en la
sangre de Cristo, sangre de la nueva Alianza, como dice el Señor en la última
cena.
Jesús nos ofrece,
en el Calvario; al gritar “Todo está cumplido”, estaba diciendo, que la gran
celebración eucarística con la humanidad entera, se estaba llevando a cabo, se
estaba realizando, se estaba cumpliendo, se estaba salvando al género humano. Jesús
estaba prodigando el milagro divino de nuestra redención: ese es “El Señor de
los Milagros”.
A Jesús le
ofrecieron vinagre y no vino, porque el vinagre es agrio, es como astringente,
producido por la fermentación ácida del vino; es eso lo que ofrece el mundo, lo
que produce el pecado; el vino es alegría, alegra el corazón del hombre, se
convierte en la sangre de Cristo que salva y nos redime.
El vinagre
del mundo destruye a la persona, produce el ardor en las heridas causadas por
nuestros pecados; en cambio, la sangre de Cristo, cierra nuestras heridas, sana
nuestras dolencias, nos purifica y nos recrea. En cada eucaristía, se nos sirve
el vino perfumado de la nueva alianza, para después convertirse en la sangre de
Cristo que perdona los pecados del
mundo.
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