PATRIARCA SAN JOSÉ: EL OBRERO DE DIOS EN LA TIERRA Y EN EL
CIELO (Colección Santos y beatos)
´´San José anuncia los prodigios del Señor, testimoniando la
virginidad de María, la acción gratuita de Dios, y custodiando la vida terrenal
del Mesías´´ (Benedicto XVI).
Al entrar en la iglesia
de Los Dolores, Tegucigalpa, Honduras, a mano derecha, encontraremos el altar
dedicado al patriarca san José, atribuido a Blas de Mesa (siglo XVIII). Dicho
altar está embellecido por hermosísimas pinturas que hacen alusión a la vida
del patriarca aquí en la tierra, junto a Jesús y María: los desposorios, la huida
a Egipto y el llamado del santo patriarca a la Casa del Padre. La imagen de san
José que se encuentra en dicho altar, desde el punto de vista de las bellas
artes, es ´´preciosa y única´´. Es una talla de tipo colonial con rasgos
perfectos; esta imagen es poseedora de una inigualable belleza artística, pero
más bella es la misión que recibió el castísimo esposo de la Bienaventurada
siempre Virgen María: ser el padre adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo,
Redentor de nuestras vidas. Invocado por las Sagradas Escrituras como: ´´El servidor fiel y solícito, a quien el
Señor puso al frente de su familia´´. Son muchos los feligreses que asisten
a la iglesia de Los Dolores para visitar y contemplar la figura del dulce
carpintero de Nazaret.
La persona con el noble
oficio de carpintero, como bien es sabido, trabaja y labra la madera,
ordinariamente madera común. Su objetivo es transformar la forma física de la
madera para crear objetos útiles al servicio del ser humano, como, por ejemplo:
muebles para el hogar, puertas, molduras, juguetes, escritorios, libreros, etc.
Es interesante saber cómo era la vida de un carpintero en tiempos de Jesús, la mano
de obra que realizaba y el tipo de madera que labraba. El tipo de madera de las
tierras bíblicas que se utilizaba en ese tiempo para ser labrada era el boje, ciprés,
cedro, roble, olivo, sicómoro (árbol donde se subió Zaqueo, el publicano rico
que aparece en el Nuevo Testamento), y pino, entre otras. Los carpinteros de
ese tiempo, debían ir al bosque para obtener tales maderas, pues no existían
los aserraderos. ¿Qué trabajos realizaban los carpinteros en la época de Jesús?
Labraban vigas para el techo de una casa, escaleras, puertas, ventanas, grandes
armazones para pared, muebles, armarios, estantes, banquitos, sillas, mesas y
cunas, que cubrían con barniz, cera o aceite. También elaboraban instrumentos
para los que se dedicaban al trabajo en el campo: yugos, rastrillos, palas,
arados, carruajes, carretillas, ruedas; que podían tener radios o ser simples
discos macizos. De todo eso pudo haber realizado el padre putativo de Jesús. José
fue un hombre muy trabajador.
Para aprender el oficio
de carpintero en tiempos del Mesías Salvador, el candidato debía tener entre
los 12 y los 15 años de edad cumplidos. La carpintería era concebida como un
negocio familiar, donde el padre del hijo varón primogénito o menor, enseñaba
el uso de un taladro de arco. El niño y joven Jesús de Nazaret debió de pasar
horas enteras trabajando junto a su padre san José, conversando con él y
aprendiendo sus conocimientos y oraciones como el tephiláh (canto u oración de
alabanza), el shemá y otras oraciones propias de los judíos.
San José, ¿quién era? Si
seguimos cuidadosamente la exhortación apostólica Redemptoris Custos (el
Custodio del Redentor) de san Juan Pablo II, sobre la figura y la misión de san
José en la vida de Cristo y de la Iglesia, firmada el día 15 de agosto,
solemnidad de la Asunción de la Virgen María, del año 1989, encontraremos afirmaciones
muy iluminadoras sobre quién fue el patriarca san José. Dicha exhortación
dibuja perfectamente la figura del esposo de la Virgen María, abriéndose la
enseñanza con el siguiente texto evangélico: ´´José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque
lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás
por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados´´(Mt 1, 20-21).
En la exhortación del
santo polaco, en ocasión del centenario de la Carta encíclica escrita por el papa
León XIII, Quamquam pluries (Aunque muchas veces), san José es descrito como el
´´esposo de María´´. Dios, por medio del ángel, le confía la tarea de imponer
el nombre de ´´Jesús´´ al niño, y de actuar como su padre terreno y depositario
del misterio de Dios, ejerciendo el servicio de la paternidad. Es invocado como
el ´´varón justo-el esposo´´, cuyo amor fue regenerado por el Espíritu Santo.
San José junto con María simbolizan el misterio de la Iglesia, virgen y esposa.
San José es el trabajador por excelencia. El título de ´´carpintero´´ lo recibe
José por su oficio y gran amor por su familia confiada y trabajo. El trabajo
abarcó toda la vida terrenal de san José. De la exhortación de Juan Pablo II
aprendemos que la laboriosidad es una virtud por la cual el ser humano puede
participar en la obra de Dios, Creador y Redentor. Por eso, el patriarca san José
nos enseña como familia cristiana a santificar la vida diaria, realizando obras
comunes, humildes y sencillas, como lo hizo él.
San José es considerado
patrono de la Iglesia de todos los tiempos. El papa Pío IX imploró a san José
como protector especial de la Iglesia, declarándolo ´´Patrono de la Iglesia
Católica´´. En estos tiempos recios por los cuales pasa nuestra Iglesia, el papa
Francisco nos enseña a invocar fuertemente a san José. Con su devoción
particular al santo patriarca de Nazaret dormido, nos dice: ´´Yo quisiera también decirles una cosa muy
personal. Yo quiero mucho a san José. Porque es un hombre fuerte y de silencio.
Y tengo en mi escritorio una imagen de san José durmiendo. Y durmiendo cuida a
la Iglesia. Sí, puede hacerlo. Nosotros no. Y cuando tengo un problema, una
dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de san José para que lo
sueñe. Esto significa para que rece por ese problema´´.
San José en el
evangelio, corazón palpitante de las Sagradas Escrituras, aparece en las
siguientes citas bíblicas: Mateo 1, 16; 18-25; 2, 13-15; 19-23; 13, 55; Marcos
6, 3; Lucas 1, 27; 2, 1-52; 3, 23; 4, 22; Juan 6, 42. El redentorista Basilio
Caballero, experto en Sagradas Escrituras, en su libro LA PALABRA CADA DOMINGO, nos ilustra sobre san José con estas
iluminadoras líneas, diciéndonos:
*San José conecta linealmente con la dinastía
mesiánica no solo por razón del árbol genealógico sino, y sobre todo, por el
dinamismo de la obediencia de su fe;
*José acepta una misión oscura, aunque fundamental
en los planes de Dios sobre la salvación humana: ser el padre legal de Jesús, llamado
mesías e hijo de David;
*En los primeros pasos de su matrimonio con María,
José es sometido a prueba por Dios, y él da una respuesta incondicional de fe,
aceptando el designio divino sobre su propia persona, tal como se lo revela el
ángel del Señor;
*Su talla humana se agiganta desde la fe que lo
animó;
*En el lenguaje bíblico decir de una persona que es
´´justo y bueno´´ es decirlo todo: justicia y santidad según Dios;
*José muestra gran respeto ante el misterio de Dios,
operado en María; fidelidad a toda prueba de un hombre que se fía de Dios; y,
*José: vacío de sí mismo y laboriosidad sin
protagonismos; y sobre todo, disponibilidad absoluta, fruto de la obediencia de
su fe, para la vocación de servicio y la misión que el Señor le confía: ser el
padre legal de Jesús, como esposo que era de María.
San
José en la Patrística. Se entiende por patrística: ´´El estudio del pensamiento, doctrinas y obras del cristianismo
desarrollados por los Padres de la Iglesia, que fueron sus primeros autores
durante los siglos I y VIII d.C. La palabra patrística deriva del latín patres,
que significa ‘padre’´´. Bellamente
presentan la figura de san José los siguientes Padres de la Iglesia: san
Ireneo, Orígenes, Teodoro de Heraclea, san Basilio Magno, san Juan Crisóstomo,
Cromacio de Aquileya, san Jerónimo, san Agustín, Teódoto de Ancira, Teodoreto
de Ciro, Pedro Crisólogo, y san Beda el Venerable. La Dra. Deyanira Flores, en
su Curso de Mariología, recoge sabiamente el pensamiento sobre el dulce y
humilde patriarca san José por estos grandes pensadores de la Iglesia. He aquí
algunas frases:
*José, presente en la economía divina, cuida de
Cristo;
*La virginidad de María fue escondida al príncipe de
este mundo (Ef. 19), mantenida escondida gracias a José, fue mantenida
escondida gracias al matrimonio, mantenida escondida porque se pensaba que
María estaba casada;
*La importancia del empadronamiento con el que
cumplió José;
*Jesús obediente a san José;
*Jesús concebido por obra del Espíritu Santo; bajo
el cuidado de José;
*José cuidaba de Jesús como si fuera su padre.
En la
Liturgia de la santa madre Iglesia católica y apostólica, san José es recordado
el 19 de marzo, 1 de mayo y el IV Domingo de Adviento, Ciclo (A). En este
domingo el evangelio presenta ´´las dudas de José el justo´´ o ´´el anuncio del
ángel a José´´. Siguiendo a Basilio Caballero, este nos dice que José aparece
´´con una caracterización peculiar:
asombro, duda y perplejidad, hasta el punto que ha tomado una decisión extraña:
repudiar a María en secreto, sin denunciarla´´. ¿Qué dice el texto? Dice
Mateo 1, 18-25: ´´La generación de
Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y,
antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del
Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en
evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel
del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas
tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará
a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo
del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un
hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con
nosotros». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había
mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un
hijo, y le puso por nombre Jesús´´.
En este punto hemos de ser muy enfáticos y sólidos
en doctrina. Si José hubiera creído culpable a María, entonces la hubiese denunciado
legalmente. Y si creyó que era inocente, ¿por qué decidió repudiarla en
secreto? La duda de José consiste, según los entendidos de la Palabra de Dios, en
esto: José no entiende el misterio de la encarnación del Hijo de Dios en el
vientre purísimo de María. Él, humildemente, no quiere interferir en planos
divinos de Dios y por eso decide retirarse de la escena. José nunca dudó de
la integridad de su esposa, María de Nazaret. Es el ángel del Señor quien le
explica el misterio obrado por Dios en María. El ángel le confirma que la
maternidad de la Virgen María es obra únicamente de Dios. José hizo lo que el
ángel le mandó; es decir, confió y obedeció, superando la prueba que hizo
brillar más su fe en el Dios de sus padres, Dios de Israel y de su fe
inquebrantable. Por eso, san José es presentado en el IV Domingo de Adviento
como modelo de fe para todo cristiano. Esa es la vocación y misión del
patriarca José. Esta obediencia de José de Nazaret, es representada bellamente
en el icono de la Natividad de Francisco José Gómez Argüello Wirtz, más
conocido como Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, quien lo explica
así: ´´En la parte inferior, a la
izquierda del icono, José está sentado, pensativo y triste. Su cabeza apoyada
en su mano izquierda, se deja llevar por su miedo y su indecisión. ¿Habría que
oponerse a la realización del plan divino? De pie, cerca de José, se encuentra
un anciano vestido de pastor. La tradición lo veía como el diablo que intentaba
convencer a José para quedarse fuera de todo lo que pasaba, pero José, como
hombre de fe, termina por obedecer y entrar en el plan de Dios, cuando el ángel
le dijo en su sueño: «no tengas miedo»´´.
¿Y san
José?, ¿fue también virgen san José? Por mucho tiempo (Edad Media, Medievo o
Medioevo), se presentó la figura de san José como un venerable anciano y viudo.
San Jerónimo de Estridón o, simplemente, Jerónimo (420), el que tradujo por
encargo del papa Dámaso I la Sagrada Biblia del griego y del hebreo al latín, y
uno de los cuatro grandes padres latinos, en uno de sus tan valiosos escritos,
afirma lo siguiente: ´´Yo digo aún más,
que el mismo José era virgen por María, que de un matrimonio virginal nació un
hijo virgen. Porque si como hombre santo no cae bajo las acusaciones de
fornicación, y en ningún lugar está escrito que él tenía otra esposa, pero era
el guardián de María con quien debía casarse en lugar de su esposo, la
conclusión es que aquel quien se consideró digno de ser llamado el padre del
Señor, permaneció virgen´´. El inmenso san Agustín de Hipona (430), al
escribir sobre el matrimonio de María y José, dice: ´´Si José no hubiese sido virgen, Dios no le hubiese dado en manera
alguna por esposa a la Virgen, su madre. Y esto por una razón muy sencilla;
porque si no hubiera sido virgen, hubiera podido atentar contra la virtud de
María´´. San Beda el Venerable
(735), afirma: ´´José se mantuvo siempre
y de un modo absoluto inmune de todo trato conyugal´´. En el grupo de los
Eclesiásticos, tenemos a santo Tomás de Aquino (1274), en su Suma teológica (Summa
Theologiae), dice: ´´Se debe creer que
José permaneció virgen, porque no está escrito que haya tenido otra mujer y la
infidelidad no la podemos atribuir a tan santo personaje´´. Y en este nuestro
tiempo, san Juan Pablo II se nutre de la doctrina antiquísima y riquísima a la vez,
y nos recuerda: ´´José y María,
precisamente en vista de su contribución al misterio de la Encarnación del
Verbo, recibieron la gracia de vivir juntos el carisma de la virginidad y el
don del matrimonio´´.
San José tiene varios
patronazgos en la santa Iglesia católica. De este patronazgo se desprenden dos
características: hombre de fe robusta y firme vocación de servicio a la misión
que se le ha confiado. Ser patrono significa ser custodio, protector, modelo y
guía en cuanto al seguimiento de Nuestro Señor Jesucristo. San José es cabeza
de la Sagrada Familia, la primera iglesia doméstica. Es el esposo de María, la
madre del Señor, y padre legal de Nuestro Señor Jesucristo. San Juan XXIII
explicaba que esa ´paternidad putativa´ de José, se prolonga a toda gran
familia cristiana; es decir, la Iglesia que Cristo fundó. La vocación especial
de José de Nazaret estuvo al servicio del plan salvador de Dios, siendo modelo
de servicio a la misión encomendada por el mismo Dios y revelada por el ángel.
Grandes
patronazgos de san José:
*Nombrado santo patrono de la Iglesia universal por
san Juan XXIII, quien recoge el sentir de la tradición eclesial y del santo
pueblo de Dios;
*Es patrono de los seminarios de toda la Iglesia
universal y de las vocaciones sacerdotales, diocesanas y religiosas. San José
protege y bendice las vocaciones sacerdotales y misioneras;
*San José trabajador incansable, como lo vimos al
inicio de este escrito. Él es modelo perfecto, porque trabajó día a día junto a
su esposa, la Virgen María;
*San José es patrono universal de la familia
cristiana, modelo de esposo, de padre, de jóvenes y defensor de los derechos de
la mujer y de los niños;
*San José es el fiel protector de la buena muerte.
Algunos santos afirmaban que la muerte de los devotos de san José es sumamente
tranquila y suave;
*Numerosas congregaciones religiosas, sobre todo de
rama femenina, que se han puesto bajo el patronazgo de san José.
Grandes santos y beatos
fueron muy devotos de san José: san Pedro Damián, san Bernardo, santa Teresa de
Jesús, san Roberto Bellarmino, san Francisco de Sales, san Luis María Grignion
de Montfort, san Alfonso María de Ligorio, san Pedro de San José de Betancur,
san Juan XXIII, san Pablo VI, san Óscar Arnulfo Romero, beata Encarnación Rosal
y beata María Romero Meneses, quien tan bellamente y devotamente se refería al
señor san José. Santa Teresa de Jesús exhortaba a la devoción a san José y lo
proponía como maestro de oración.
San José es amado por
la cristiandad católica. En su honor con amor y devoción se han levantado
bellísimos templos. Uno de los más significativos es la basílica Oratorio de
San José del Monte Real en Montreal, Québec. Una mención especial se merece el
Santuario de Kalisz en Polonia. Otro es el Real Santuario de San José de la
Montaña en Barcelona. En Francia está el Santuario de Bessillon, donde se dio
la única aparición de san José reconocida en la historia de la Iglesia. Y en
América Central, se encuentra la Catedral Metropolitana de San José en Costa
Rica.
San José en las Bellas
Artes y la Teología. En 2012, el sabio papa emérito Benedicto XVI, decía a los
miembros de las Academias Pontificias lo siguiente: ´´Que la belleza de la fe no puede ser nunca un obstáculo para la
belleza artística, ya que constituye su linfa vital y su último horizonte´´. En
esa ocasión, Joseph (José) Ratzinger, decía que el artista puede ser testigo
privilegiado de la belleza de la fe, y que podía participar con su contribución
en la misión y en la vocación de la Iglesia. ´´A realizar obras de artes directamente unidas con la experiencia de la
fe y con el culto, con la acción litúrgica de la Iglesia´´. Para el otrora
pastor de la Iglesia universal, ´´la fe
no puede ser nunca obstáculo para el
arte´´, expresó Benedicto XVI. Existen verdaderas obras de arte de gran
belleza en las que se ha plasmado la vida, obras y milagros concedidos por san
José. Es meritorio mencionar la pintura de San
José y el Niño de Doménikos Theotokópoulos, conocido como el Greco. Y de
las disciplinas de la Teología, son conocidas la cristología y mariología;
pero, también existe la ´Josefología´. Santos y escritores han derramado mucha
tinta al escribir sobre la figura de san José en el plan divino de Dios. Cabe
mencionar la obra José de Nazaret-El
hombre de confianza, de Bernard Martelet, que ya lleva su quinta edición.
San José es la figura de mucho interés teológico durante varios siglos. Sin
embargo, es a partir del siglo XX, cuando se empieza a recoger documentación
valiosa acerca de san José, convirtiéndose dichos estudios en una disciplina
más de la Teología: la josefología.
Obedeciendo la indicación
de la santa andariega Teresa de Ávila, al terminar este escrito, me encomiendo a
san José con esta oración de san Alfonso María de Ligorio al dulce patriarca de
Nazaret:
Santo
Protector mío, por aquella pronta obediencia que siempre tuviste a la voluntad
de Dios, obtenme de tu Jesús la gracia de obedecer perfectamente los mandatos
divinos, y, en el viaje que hace mi alma a la eternidad en medio de tantos
enemigos, el no perder más la compañía de Jesús y de María hasta el último
instante de mi vida, y la misma muerte, me serán dulces y queridos. Amén.