miércoles, 20 de mayo de 2020

El niño de Masatepe, que llegó a ser Premio Cervantes


El niño de Masatepe, que llegó a ser Premio Cervantes (Colección Temas varios)



Saludé por primera vez a don Sergio Ramírez Mercado en 1998, en la antigua catedral de Managua. Alfaguara eligió la dañada catedral por el terremoto de 1972, para presentar un libro más de Sergio Ramírez: Margarita, está linda la mar. Según un medio de comunicación social, asistimos al importante evento literario, unas 3.000 personas. ¡Vaya afluencia en el antiguo recinto catedralicio! En ese año, la Editorial Alfaguara galardonó a dos grandes escritores latinoamericanos con el Premio Alfaguara de Novela: Eliseo Alberto de Diego García Marruz, con Caracol Beach y Sergio Ramírez, con Margarita, está linda la mar. Cabe mencionar que dicha editorial es una de las más importantes de España y América Latina; su fundador es el gran Camilo José Cela Trulock, autor de las célebres novelas La colmena y La familia de Pascual Duarte.
El Premio Alfaguara de Novela para don Sergio Ramírez, causó alegría en el corazón de miles de lectores nicaragüenses. Todos pensamos y dijimos a una voz: ´´Nuevamente el mundo vuelve a leer a un escritor nicaragüense´´. ¡Y qué escritor! Esa alegría, pero más intensa aún, sentí estando en Bogotá, Colombia, cuando en noviembre del 2017, se anunció al mundo que el ganador del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, era Sergio Ramírez Mercado. Con esta alta distinción, el escritor nicaragüense se convierte en el primero en su patria y de toda América Central, en ser laureado con tan alto reconocimiento en el vasto firmamento de las letras castellanas. Este reconocimiento es el galardón literario más importante en lengua castellana, considerado como el Nobel de Literatura en castellano. El premio otorgado a Ramírez Mercado fue un eco mundial en los medios de comunicación y redes sociales. Recuerdo que el anuncio del Premio Cervantes 2017, fue noticia y muy notoria en los periódicos de El Nuevo Siglo y El Espectador; este, es quizá el más leído en toda Colombia. ¿Y en Nicaragua? La Prensa y El Nuevo Diario se hicieron eco de tan venturosa noticia. En cuanto al Gobierno inconstitucional de Nicaragua, se guardó un sepulcral silencio… No hubo ni el menor gesto de cortesía hacia el laureado escritor…
Sergio Ramírez Mercado nació en Masatepe, Masaya, el 5 de agosto de 1942. Fue un año común que comenzó en jueves, día que llenó de inmensa dicha a sus señores padres: don Pedro Ramírez y de la profesora Luisa Mercado, quien le enseñó a leer el Quijote. En ese año el vicario de Cristo era S.S. Pío XII. Ocupaba la silla arzobispal, Mons. José Antonio Lezcano y Ortega. En Estados Unidos de América, el presidente era Franklin D. Roosevelt. En España gobernaba el generalísimo Francisco Franco Bahamonde. Nicaragua, era gobernada por Anastasio Somoza García. La República de Costa Rica era gobernada por Rafael Ángel Calderón Guardia. Y en ese mismo año, se vivía el conflicto militar global de la Segunda Guerra Mundial. Ese era el panorama político y eclesiástico al nacer Sergio Ramírez quien, en 1985, se convertiría por voto popular directo en el vicepresidente de la República de Nicaragua.
A la edad de doce años, encontramos al niño Sergio Ramírez realizando el oficio de operador del cine de su tío Ángel Mercado. Anécdota que el escritor cuenta con mucha gracia y agradecimiento. Oficio en el cual, según él, aprendió mucho más que en la escuela misma. Con esa misma gracia, amor y gratitud, Sergio Ramírez se refiere a su amada esposa, nombrándola cariñosamente Tulita, hipocorístico sagrado para él; pues hasta el rey Felipe VI, en su discurso en la entrega del Premio Cervantes, pidió permiso para nombrarla así. A sus catorce años escribió su primer cuento: La carreta Nagua, que se publicó en La Prensa Literaria. Y en 1963, a los veintiún años publicó su primer libro, Cuentos. Después vinieron más de cuarenta obras.
Al igual que muchos nicaragüenses, a Sergio Ramírez le tocó emigrar como las golondrinas hacia la vecina y linda Costa Rica. La dictadura somocista, con el látigo implacable de la represión, golpeó a miles de nicaragüenses que, para no ser alcanzados por tan sangrientos latigazos, huían del terruño que los vio nacer, para respirar y vivir en libertad. Al respecto, el historiador Nicolás López Maltez, estudioso de la dictadura sangrienta de los Somoza, dice que el padre de ellos, es decir, Anastasio Somoza García, gobernó formalmente 16 años en dos etapas: 1937-1947, la primera, y la segunda, entre 1950-1956, y a estas etapas se le suman los años que gobernó desde el asesinato del general de ´´Hombres Libres´´, Augusto Nicolás Calderón Sandino en 1934. Los dieciséis años de dictadura somocista, dejaron huellas imborrables en la vida de nuestro escritor. Huellas que encontramos en algunas de sus afamadas obras.
Me pregunto: ¿qué labor realizaba Sergio Ramírez cuando estuvo exiliado durante catorce años en Costa Rica? En la vecina Costa Rica nacieron sus tres hijos: Sergio, María y Dorel. Ejerció como periodista y como secretario general del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). Fue fundador de la Editorial Universitaria Centroamericana. Doña Odette Navas, quien conoció a Sergio Ramírez, nos cuenta que, cuando era bibliotecaria de don Franco Cerutti (humanista y gran conocedor de la literatura centroamericana), tuvo la oportunidad de atender en la biblioteca de Cerutti a Sergio Ramírez quien, alegremente, participaba en compañía de otros escritores e historiadores, rodeado de estantería valiosa para el mundo de las letras y de la historia, de grandes y amenas tertulias literarias; así como lo hiciera en su tiempo, nuestro inmenso Rubén Darío en los cafés literarios madrileños, con sus amigos Emilia Pardo- Bazán y Ramón del Valle Inclán. Doña Odette Navas recuerda a Ramírez como un hombre muy educado, cortés, amable, cultísimo y serio. Un gran señor, dice Navas.
Sergio Ramírez Mercado en el firmamento literario. Es bello contemplar el firmamento de la literatura. ¿Y qué es la literatura? Los entendidos la definen como el arte de la palabra, que utiliza la misma, como medio de expresión. Así como la música utiliza el sonido como medio de expresión; la pintura, el color; la danza, el movimiento; la literatura se vale de la palabra. Muchos literatos la definen como una práctica humana, una construcción de naturaleza artística. Otros afirman que es la manifestación de un pueblo que refleja su cultura. Su finalidad es muy clara y compleja a la vez: transmitir ideas y sentimientos por medio de la obra literaria de quien escribe a quien lee; es decir, del emisor al receptor. El escritor, poeta y dramaturgo Oscar Wilde, decía que esta disciplina tenía como fin la belleza, el arte por el arte. Porque la literatura siempre buscará la belleza de la palabra. Es el lenguaje visual y verbal, es la palabra escrita que refleja un pensamiento. Por ello dirá Samuel Jonhson: ´´El lenguaje es el vestido de los pensamientos´´. La obra escrita de Ramírez Mercado, como él mismo lo ha afirmado, es un espejo de la sociedad, de lo que ha visto y vivido. Las obras de Sergio Ramírez son esa manifestación de un pueblo que refleja su cultura. El nicaragüense se siente plenamente identificado con sus exquisitos relatos y curiosos personajes. Es como entrar en la historia de Nicaragua en la dimensión de las letras infinitas. En Tambor olvidado, Sergio recoge finamente las tradiciones religiosas, la música, los instrumentos, las plegarias populares, la comida y la lengua de nuestra tierra, de la influencia de la raza y cultura africana, presentándonos una cantidad de vocablos de origen africano. Es por ello que Sergio es literatura encarnada. Su pensamiento y gran creatividad literaria brillan con gran fulgor entre los más grandes de la literatura hispanoamericana. Él forma parte del gran mosaico literario de Hispanoamérica. En sus obras hay una fusión perfecta entro lo real y ficticio, pues él escribe entre cuatro paredes, pero con las ventanas abiertas…
La crítica literaria sitúa a Sergio Ramírez Mercado entre la herencia de Miguel de Cervantes Saavedra y de nuestro Rubén Darío. Podríamos afirmar que ha bebido y alimentado del banquete exquisito de estos dos grandes e inmortales de las letras castellanas. Aquel niño que nació en Masatepe, ´´poblado de venados´´ o ´´cerro de venados´´, hoy todo un señor de las letras, dedicó el Premio Cervantes a los nicaragüenses asesinados en los primeros meses de este año 2018. Dijo al iniciar su discurso: ´´Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses, que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando sin usar más que sus ideales, parque Nicaragua vuelva a ser República´´. SS. MM el rey Felipe VI y la reina Letizia Ortiz, Mariano Rajoy Brey, entonces presidente del Gobierno y los asistentes, irrumpieron en un caluroso y elocuente aplauso en el recinto de la distinguida e histórica Universidad de Alcalá de Henares. Sergio, en su discurso, vestido de frac, con un porte solemne y majestuoso, pero humilde y vivencial, recibió el Premio Cervantes 2017, infinitamente agradecido con el rey Felipe VI por la distinción a él y a Nicaragua, su ´´país de vientre pequeño, pero tan pródigo´´.
¡Gracias, don Sergio! Gracias, niño de Masatepe, que llegó a ser Premio Cervantes. ¡Orgullo de Nicaragua!






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