viernes, 15 de mayo de 2020

VANIDAD DE VANIDADES…


VANIDAD DE VANIDADES… (Colección Temas varios)


Mataiotes mataioteton, ta panta mataiotes

Esta frase la encontramos en el libro del Eclesiastés, capítulo uno, versículo dos: ´´¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -, ¡vanidad de vanidades, todo vanidad!´´. Leer la Biblia es una experiencia que todo fiel cristiano debe experimentar al menos una vez en su vida. La Biblia es una bellísima biblioteca compuesta por 73 libros. Al abrir el Antiguo Testamento encontramos el libro del Eclesiastés (Qohélet en hebreo, ´´el hombre de la asamblea´´), que puede ser el nombre propio del libro o ´´el Eclesiastés´´, ´´el predicador’’. Este libro es postexílico. Quien escribe inicia llamándose a sí mismo el ´´hijo de David y rey´´. Por mucho tiempo se le ha atribuido la autoría al gran rey Salomón. Los especialistas de la Palabra de Dios afirman que el autor es anónimo, judío y oriundo de Jerusalén, siglo III. El autor va hilvanando las ideas sobre la vanidad de las cosas humanas. El especialista en Biblia, el redentorista Tirso Cepedal, en su muy estimado libro Curso de Biblia-Claves para leer el Libro Sagrado, dice lo siguiente en torno al autor: ´´El autor es un creyente en Dios, cuyos mandamientos hay que guardar, y ante el que habrá que rendir cuentas´´. Si el tema del Qohélet es la vanidad, ¿qué es la vanidad?
Vanidad, según el Diccionario de la lengua española, significa: ´´Cualidad de vano. Arrogancia, presunción, envanecimiento. Caducidad de las cosas de este mundo. Palabra inútil o vana e insustancial. Vana representación, ilusión o ficción de la fantasía´´. ¿Es a esta vanidad a la que se refiere el hagiógrafo del Qohélet? El término hebreo traducido ´vanidad´ significa literalmente: aliento, vapor, humo, respiración, aire, nada. En una palabra: insustancial. Y la frase ´´vanidad de vanidades´´ expresa el máximo vacío. El autor del libro sagrado llega a una conclusión: el conjunto de los afanes del hombre y la mujer será vanidad si no tienen presente a Dios en sus vidas.  Ese deseo infinito del hombre y la mujer de buscar la felicidad sin contar con Dios, de encontrarle sentido a la vida en las cosas humanas y temporales, terminará en el sinsentido de la existencia. La expresión ´´todas las cosas debajo del sol´´ significa las cosas humanas, terrenales y temporales, se refiere al mundo mortal. Esta expresión se repite en toda la obra del Qohélet. Algunos especialistas de la Biblia traducen el vocablo ´vanidad´ como lo ´absurdo´.
El libro del Eclesiastés pertenece a la literatura didáctica o sapiencial de la Biblia. Junto a los Proverbios, Job, Eclesiástico, Sabiduría, desarrollan el tema de la Sabiduría, con (s) mayúscula, que se obtiene viviendo de cara a Dios. Solo así se puede adquirir. Ciertamente, los libros sapienciales de la Biblia tuvieron influencia de pueblos de Mesopotamia, Arabia y Egipto, nos dice el padre Cepedal. Este libro ha sido catalogado muchas veces de ser escéptico o pesimista. Inclusive, algunos afirman que es el libro más extraño de la Biblia. Pero para quienes lo han estudiado y entendido bien, es un libro sagrado, cuyo autor presenta una serie de preguntas en la búsqueda infinita del propósito de la vida. En él leemos: ´´Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado. Su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar. Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar. Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el abrazarse, y su tiempo el separarse´´ (Eclesiastés 3, 1-5). Sin embargo, todo será vanidad si no se tiene presente a Dios en la vida.
Al Pacino, Keanu Reeves y una de mis actrices favoritas, la bellísima Charlize Theron, en el año de 1997, protagonizaron una película intitulada The Devil's Advocate (El abogado del Diablo). Con un guion impecable, según los críticos, la frase más memorable de la película fue esta: ´´La vanidad es, definitivamente mi pecado favorito´´. Frase pronunciada por el ´Diablo´ (Al Pacino) al insigne abogado Kevin Lomax (Keanu Reeves). ¿Será la vanidad el pecado favorito del Diablo? La palabra griega ´diablo´ significa ´´el calumniador´´. Varios santos, maestros de espiritualidad y el papa Francisco, recientemente, han abordado el tema de la vanidad en el cristiano como pecado grave y favorito del Diablo. El libro la Imitación de Cristo, considerado un clásico de la espiritualidad universal, su autor más probable, el monje agustino Tomás de Kempis (siglo XV), escribió sobre la vanidad: ´´Vanidad es desear larga vida y no cuidar que sea buena. Vanidad es mirar solamente a esta presente vida y no prever lo venidero. Vanidad es amar lo que tan presto se pasó y no buscar con solicitud el gozo perdurable. Acuérdate frecuentemente de aquel dicho de la Escritura: No se harta la vista de ver ni el oído de oír´´. En una de sus tan apreciadas homilías, el papa Francisco, desde el blanco ambón de la capilla de Casa de Santa Marta, en el Vaticano, dijo lo siguiente sobre la vanidad: ´´La vanidad es una enfermedad espiritual muy grave. Los cristianos que viven así para aparentar, por la vanidad, parecen pavos, se pavonean. Se dice yo soy cristiano, yo soy familiar de aquel cura, de aquella monja, de ese obispo, mi familia es una familia cristiana. Se jactan. Pero ¿tu vida con el Señor? ¿Cómo rezas? Tu vida con las obras de misericordia, ¿cómo va? ¿Visitas a los enfermos? (…) Y la vanidad es una mentirosa, es imaginativa, se engaña a sí misma, engaña a los vanidosos, porque primero finge que es algo, pero luego con el tiempo llega a creerse lo que en su opinión era. Se la cree, ¡pobrecito! (…) Pidamos al Señor la gracia de no ser vanidosos, de ser verdaderos, con la verdad de la realidad y del Evangelio´´.
Si la vanidad es el pecado favorito del Diablo, entonces hablemos de él, aunque no sea plato de buen gusto para mí. Confieso, amable y paciente lector, que esta es la primera vez que escribo sobre este ser… San Pablo VI, el papa de mi niñez, en la audiencia general del miércoles 15 de noviembre de 1972, hizo referencia sobre el mal en el mundo y el origen de este: ´´El mal no es solamente una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y perversor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia´´. El Maligno en las Sagradas Escrituras recibe varios nombres: Satanás o Satán, en hebreo: el adversario, Diablo (Mt 4, 1-11; Marcos 1,12-13 y  Lc 4,1-13), ´serpiente´(Génesis 3, 1), Lucifer (Isaías 14, 12-14), ´padre de la mentira´ (Juan 8, 44), ´serpiente antigua´ y ´el gran dragón´ (Apocalipsis 12, 9).
El apóstol de los gentiles, el inmenso san Pablo, llama al Maligno el ´dios de este mundo´: ´´Para los incrédulos, cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios´´ (II Corintios 4,4). Y en su carta a los Efesios, lo llama ´príncipe de la potestad del aire´: ´´En los cuales vivisteis en otro tiempo según el proceder de este mundo, según el Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que actúa en los rebeldes´´ (Efesios 2,2). Nuestro Señor Jesucristo, hizo referencia al Maligno en tres ocasiones, llamando a su adversario ´príncipe de este mundo´: ´´Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera´´(Juan 12, 31; 14, 30; 16, 11). Hay que aclarar, que no solo se trata de un solo espíritu maligno, sino de muchos. San Pablo VI lo dice así: ´´Y que se trata no de un solo Demonio, sino de muchos, diversos pasajes evangélicos nos lo indican (cf Lc 11, 21; Mc 5, 9); pero uno es el principal: Satanás, que quiere decir el adversario, el enemigo; y con él muchos, todos criaturas de Dios, pero caídas –porque fueron rebeldes– y condenadas (cf DS 800-428); todo un mundo misterioso, revuelto por un drama desgraciadísimo, del que conocemos muy poco´´. ¿Cuál es el significado de los títulos ´dios de este mundo´, ´príncipe de la potestad del aire´ y ´príncipe de este mundo´?
            El dominio del poder de Satanás no es más grande que el dominio del infinito amor de Dios que se ha derramado como óleo santo sobre el mundo y su creatura el hombre. El Catecismo de la Iglesia, en el número 395, enseña lo siguiente sobre el poder del Maligno:
*El poder de Satán no es infinito;
*Satanás no es más que una creatura;
*poderosa por ser un espíritu puro, pero siempre creatura;
*su poder no puede impedir la edificación del Reino de Dios;
* actúa en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo;
*y aunque su acción cause graves daños —de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo;
* El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero ´´nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman´´ (Rm 8,28).
            La influencia del Maligno enemigo del cristiano en este mundo es fuerte, fortísima. Este espíritu pervertido y pervertidor, piensa que él es más fuerte que Dios: ´´Yo me rebelé contra Dios y mostré que soy más fuerte que Él´´, le respondió el Demonio mediante un exorcismo al padre Gabriele Amorth, quien fuera por muchos años el exorcista principal de la gran diócesis de Roma. La influencia del ´dios de este mundo´ sobre una persona trastoca sus dimensiones básicas: la ética, la espiritual, la cognitiva, la afectiva, la comunicativa y la corporal. La influencia maligna trastoca, también, el razonamiento, la capacidad intelectual, moral y afectiva de una persona. Cuando se dice que el Maligno es ´´el príncipe de la potestad del aire´´, se quiere decir que de alguna manera él puede gobernar a muchos ciudadanos del mundo. Él es el enemigo sobrenatural común que tenemos los cristianos, hijos de Dios. Uno de los objetivos de ese espíritu maligno es apartarnos del camino que Dios nos ha propuesto mediante la santa obediencia. El Maligno, en efecto, continúa  en este siglo induciendo a muchos hombres y mujeres a vivir como si Dios no existiera. O también, hace pensar al hombre moderno que él no existe. El papa Francisco, en octubre del 2014, aseguró que el Diablo sí existe. Dijo: ´´A esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal ¡pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él! ¡Lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios! El diablo es mentiroso, es el padre de los mentirosos, el padre de la mentira´´. Y en noviembre del  2016, volvió a tocar el tema del Maligno, con una frase contundente que a muchos se les quedó grabada en la mente y corazón: ´´Jesús nos enseña cómo: no dialogar nunca con el diablo. Con el diablo no se dialoga. ¿Qué hizo Jesús con el diablo? Lo alejaba´´. Por sobre todo esto, sabemos que Satán no gobierna el mundo completamente. Dios es y será siempre el soberano. El mal nunca triunfará sobre el bien.
            El ´dios de este mundo´ cautiva al hombre y mujer con los ídolos de este mundo ¿Cuáles son los ídolos de este mundo? Los ídolos de este mundo son el poder, el dinero, el sexo y la fama. Y los cuatro tienen un único altar de oro: la vanidad. El Maligno enemigo domina al hombre y mujer con sus ídolos de la vanidad, cual rayos refulgentes, a través del poder, dinero, sexo y fama.
            La vanidad del ídolo del poder. Según el Diccionario de la lengua española, el vocablo poder, significa: ´´Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo´´. Al principio de los siglos XIX y XX, desde el Parlamento del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, dos notables políticos, en sus respectivos discursos, pronunciaron la siguiente célebre frase: ´´Un gran poder conlleva una gran responsabilidad´´. Esta frase también es muy repetida en la Corte Suprema de los Estados Unidos. Dicha frase se popularizó en la película de Spider-Man (Hombre Araña), en boca del tío Ben, aconsejando a su sobrino, Peter Parker, el Hombre Araña. Pero el poder en los ´poderosos´ de este mundo, ¿qué significa? Entre otras cosas, abuso de poder. Algunos se han ´eternizado´ en el poder. Se han creído los mesías salvadores del pueblo. En Latinoamérica, las dictaduras militares, sean de derecha o de izquierda, fueron siempre insidiosas. En una dictadura militar, las instituciones ejecutivas, legislativas y judiciales son dominadas por unas fuerzas armadas. Así estaban varios países de nuestra América Latina a mediados y finales del siglo XX. Y hoy, tristemente, en pleno siglo XXI, las dictaduras insidiosas ´reinantes´ son las de Cuba, Venezuela y Nicaragua, mi país amado.
La vanidad del ídolo del dinero. Este ídolo, lamentablemente, ha penetrado como un veneno mortal en la estratificación social. Ha golpeado fuertemente las puertas de la Iglesia católica, a punto de derribarlas. El papa Francisco, el 1 de abril del 2017, en la audiencia que sostuvo con la Comunidad del Pontificio Colegio Español San José de Roma, dijo a los sacerdotes lo siguiente: ´´El diablo siempre entra por el bolsillo (…) Jesús nos recuerda que allí donde está nuestro tesoro está nuestro corazón, y que es en nuestras pequeñas cosas, seguridades y afectos, donde nos jugamos el ser capaces de decir que sí al Señor o darle la espalda como el joven rico´´.
En una diócesis, había una parroquia, cuya comunidad de fieles era de muchos posibles, materialmente hablando. No eran millonarios, pero su statu quo les permitía vivir de manera holgada y ayudar a su parroquia en todo lo que se requería. Tenían muy presente e incrustado en sus corazones el V Mandamiento de la Iglesia: ´´Ayudar a la Iglesia en sus necesidades´´. Y también, lo que dice el Código de Derecho Canónico, parágrafo 1: ´´Los fieles tienen el deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, de modo que disponga de lo necesario para el culto divino, las obras de apostolado y de caridad y el conveniente sustento de los ministros´´. Las aportaciones de esa parroquia eran muy generosas en diezmos, colectas, actividades para recaudar fondos como kermesse, ferias, venta de comida, tómbolas, rifas, etc. El párroco a su vez, era muy ´generoso´ en las aportaciones que le correspondía dar mes a mes, año a año a la Curia. Por los corridos de aquella jurisdicción espiritual del obispo, se decía que dicha parroquia era la ´tía rica´ de la diócesis. Llegó el momento del traspaso de funciones pastorales, nuevo obispo y con él nuevos nombramientos, y por ende, cambios. Fue así que le llegó al párroco el día que nunca le llegaba, y que él retenía como un pararrayos: el de trasladarse a otra parroquia. Pues había estado al frente de la ´tía rica´ cinco lustros. Aquel sacerdote, lleno de vanidad llegó a creer que él era quien sostenía la diócesis entera, y que con el dinero que ´trabajaba´, había sostenido grandes proyectos en aquella porción de la Iglesia. Ciertamente, aquel sacerdote era muy bueno para multiplicar el parné, pero la vanidad lo había cegado tanto, que llegó a pensar que era indispensable en aquella parroquia y diócesis. A esa parroquia llegó un nuevo párroco, con ideas muy buenas para reorganizar las realidades pastorales  existentes. En los primeros tres meses, la colecta bajó, lo que es normal, puesto que son fluctuantes, y por el cambio de párroco, la feligresía estaba a la expectativa. Situación normal cuando hay cambios en cualquier parroquia de todas las diócesis de la Iglesia universal. Por ese ´bajón ´ de colectas, fue llamado a las oficinas de la Curia para dar explicación y rendir cuentas. No fue llamado para explicar sobre los nuevos proyectos pastorales, sino a dar cuenta del por qué la colecta había bajado… Se valoró más el quehacer dinero, que el quehacer pastoral. Meses después, llegó un agente infeccioso microscópico acelular llamador SARS-CoV-2, y no solo bajaron las colectas, sino que, durante la pandemia, las colectas desaparecieron por completo… Durante la pandemia, la economía y los mercados recibieron un golpe bajo y muy fuerte. En otras palabras, la economía mundial se enfiló por el camino del despeñadero de la gran recesión jamás vista en la historia de los mercados financieros. Y por supuesto, aquella parroquia no fue la excepción.
El dinero es, sin duda alguna, importante para alcanzar cosas en la vida. Es importante para satisfacer algunas necesidades presentes y futuras. Pero hay que entender que el dinero nunca será un fin en sí mismo. Nunca hay que ir detrás del dinero como si fuera la clave para ser plenamente feliz y realizarse como persona.  En el confinamiento que el mundo entero vivió por la COVID-19, quizá se tenía el dinero en la mano, pero no se podía salir y comprar, pues todo estaba cerrado. Pregunto, ¿sirvió de mucho en esos días el dinero?, ¿sirvieron los altos cargos o servicios? No. El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, dio positivo por el coronavirus.  ¿Se era inmune al coronavirus por ser de ´sangre azul´ u ostentar un título nobiliario? No. El príncipe Carlos, de 71 años y heredero de la corona británica, fue infectado por el coronavirus. Descubrimos que en la pandemia, debíamos de ser más humanos, más solidarios, más fraternos. La ambición desmedida de muchos hombres y mujeres por tener más y más dinero a costa de lo que sea, no tiene ni tendrá ningún sentido. Con  el coronavirus fuimos seres más vulnerables y débiles. Todos nos podíamos enfermar. Todos, sin excepción alguna.
El dinero puede cegar la mente de cualquier hombre. El Diablo, como dijo el papa Francisco, puede entrar por el bolsillo. Eso le sucedió al obispo alemán Franz-Peter Tebartz-van Elst, apodado por la prensa alemana como el ´obispo del lujo´, pues se gastó casi 40 millones de euros para la construcción de su residencia. El papa Francisco lo suspendió temporalmente de sus funciones y le ordenó a salir de su diócesis por un periodo apropiado. La conocida parábola del rico insensato, conocida también como la parábola del rico necio o tonto, es una de las parábolas que pronunció Jesús y que solo se encuentra en el Evangelio de Lucas, capítulo doce, versículos del trece al veintiuno. Esta parábola enseña magistralmente sobre el grave error de darle mucha importancia al dinero o a la riqueza, acumulándolo, pues eso conduce a la avaricia. El versículo veinte dice: ´´Pero Dios le dijo: ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?´´.
La vanidad del ídolo del sexo y la fama. Los ídolo del sexo y la fama van muy unidos de la mano. Están ungidos con el óleo de la vanidad. Son secuaces. La sexualidad es un don de Dios. Es un maravilloso regalo que recibimos los hombres y mujeres y está orientado, como nos enseña la Iglesia, al amor verdadero. La sexualidad no es simplemente ´´sentir´´, no. He ahí el detalle. Es expresar en libertad el amor. Por eso tiene una doble finalidad: es unitiva y procreativa. La sexualidad está al servicio del amor, por eso es trascendente. Cuando la sexualidad humana se convierte en un instrumento deshumanizado, se desorienta y pasa a ser un ídolo lleno de vanidad esclavizante. Es eso lo que hace la pornografía y la trata de personas o comercio de personas. Cuando la sexualidad humana se cosifica, pierde su verdadero sentido de trascendencia y se vuelve inmanente; es decir, algo interno, la devalúa. La sexualidad tiene grandes dimensiones en el amor.
La fama de los ´famosos´. La vanidad del famoso no es estrictamente como dice el diccionario, ´´la opinión que la gente tiene de alguien o de algo´´. Me refiero a la fama de las llamadas estrellas del cine y la televisión. A los que mal llaman con el anglicismo ´´celebrity´´, que se traduce como ´celebridad´. Llaman ´celebridad´ a la cantante Madonna, Cher, Taylor Swift, Kanye West, Kim Kardashian, Ed Sheeran y otros muchos más. Son celebridad por su fama, porque son personas famosas, hagan lo que hagan son noticia, aunque digan y hagan un acto sublime o una estupidez… Son seguidos por millones de admiradores,  muchos de ellos sin criterio ni visión. Por eso decía el escritor alemán Georg Christoph Lichtenberg: ´´A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores´´. Y mi muy estimadísimo poeta y  dramaturgo Federico García Lorca, decía de los famosos: ´´El hombre famoso tiene la amargura de llevar el pecho frío y traspasado por linternas sordas que dirigen sobre ellos otros´´. Los actos de estos a quienes llaman ´celebridad´ son cubiertos ampliamente por los medios de comunicación, redes sociales y la prensa rosa. Es la fama por la fama, a toda costa.
La fama siempre se arropa con un abrigo fantasmagórico, perfumado con el perfume de la vanidad. Vanidad que llevó al personaje de Jean-Baptiste Grenouille, de la novela Das Parfüm, die Geschichte eines Mörders (El perfume: historia de un asesino), del escritor alemán Patrick Süskind, a cometer los más horrendos crímenes, obteniendo de los cadáveres fragancias exquisitas que se vendían con gran valor entre las bellas damas de la sociedad. Su fama alcanzó un nivel altísimo, que el personaje confundió con el éxito. La fama no siempre es sinónimo de éxito. No se debe confundir la fama con el éxito. Nunca.
Cuando alguien desea ser famoso, es porque desea vehementemente ser muy conocido, admirado y muy respetado. Se dice que la fama es muy caprichosa: hoy se tiene, mañana… quien sabe… Muchos famosos se han retirado de su vida artística en la crespa de la ola. Sintieron que la fama les había robado el don más preciado del ser humano: la libertad. Dejaron de ser ellos, para ser la imagen proyectada de su fama. Eso le sucedió al famosísimo Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, mejor conocido como Cantinflas, ´el más grande comediante del mundo´, dijo Charles Chaplin. Su esposa, la bailarina rusa Valentina Ivanova, cuando quería conversar seriamente con él,  le decía que, con quien deseaba conversar era con su esposo, Mario, no con Cantinflas. La fama del personaje lo absorbió tanto, que él mismo se buscaba dentro de sí para encontrarse con su yo verdadero. La escritora Guadalupe Loaeza, escribió que Mario Moreno y Cantinflas vivían en permanente contradicción… Otro caso es el de la muy famosa Josefa Flores González o Pepa Flores, conocida mundialmente por su trabajo en el cine, la televisión y la música bajo el nombre de Marisol. Ella se retiró de todo el mundo artístico para siempre, no soportando ni siquiera los flashes de las cámaras ni gente en derredor suyo aplaudiéndole. Por décadas fue fenómeno de masas, hizo reír, bailar y soñar a miles de jovencitas europeas que querían ser como ella. Antes de cumplir sus quine años se había convertido en la gran estrella del cine español. Hasta que llegó el momento de enterrar para siempre a Marisol, nombre que la llevó a la cúspide de la fama. Tanto, que no se presentó a recibir el Goya de Honor 2019 de la Academia de cine español, sino que en nombre de ella, lo recogieron sus tres hijas. Sus hijas dijeron que su madre vivía muy feliz retirada para siempre de los escenarios. Marisol, la que un día había encantado al mundo hispano con sus inolvidables temas como ´´Tu nombre me sabe a yerba´´ y ´´Corazón contento´´, hasta que en el año de 1985 tomó la firme decisión de alejarse para siempre de la música y el cine. Cumplió con su promesa de no volver a tener proyección pública. Así es la fama…
Hay personajes famosos que nunca buscaron conscientemente la fama. Un ejemplo vivo fue Agnes Gonxha Bojaxhiu, conocida mundialmente como santa Teresa de Calcuta. Humildad, sencillez y entrega generosa hasta doler, fueron las características que dibujaron la sobria silueta de la monja carismática que vio nacer la ex República Yugoslava de Macedonia; sin duda alguna, es una de las más grandes santas del siglo XX. Los biógrafos y religiosas más cercanos a santa Teresa de Calcuta, afirman que ella rehuía a posar para cámara alguna. Solía repetir el texto evangélico de Lucas 17, 10: ´´De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer´´. En otras palabras, Teresa de Calcuta no permitió que la vanidad del ídolo de la fama, el poder y el dinero invadieran su vida de amor y entrega. Sufrió ataques muy fuertes del Diablo desde fuera, pero nunca logró el espíritu pervertidor hacerla sucumbir en la vanidad, altar de oro de los ídolos de este mundo.
Con la mortal pandemia de la COVID-19, quedó muy claro algo: muchísimas cosas en este mundo son efímeras. La vanidad de los hombres y mujeres quedó descubierta, al desnudo. Cosas que creíamos importantes, realmente no lo eran. Eran creación de nuestras ´necesidades´ infundadas. Descubrimos que sí podíamos vivir de los necesario, del día a día. Se vio la humanidad desnuda y necesitada. Hemos de volver a Dios y adorarle solo a Él. Solo en Dios cobra sentido el sinsentido de la vida.
Adorar a Dios es amar a Dios sobre todas las cosas y despojarse de los ídolos de este mundo, cuyo altar es la vanidad, que es la arrogancia, presunción, envanecimiento del alma. Adorar al Señor, el Dios de la vida, que nos dio a su hijo muy amado Jesucristo, es pedirle que nos libre de la vanidad que nos lleva al mal. Por eso imploramos infinitamente a Dios: ´´no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal´´. Amén.
´´La vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados´´ (Ernesto Sábato, escritor argentino).
´´Buscamos la felicidad en los bienes externos, en las riquezas, y el consumismo es la forma actual del bien máximo. Pero la figura del consumidor satisfecho es ilusoria: el consumidor nunca está satisfecho, es insaciable y, por tanto, no feliz. Podemos buscar la felicidad en el triunfo, en la fama, en los honores. Pero ¿no es todo eso sino pura vanidad, en definitiva nada o casi nada?´´ (José Luis López Aranguren, filósofo y ensayista español).


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