El
viernes 20 de enero de 1961 fue la investidura de John Fitzgerald Kennedy como
el 35.º presidente de los Estados Unidos de América. A las 12,52 horas,
Kennedy juraba con su mano derecha puesta sobre una antigua Biblia católica que
pertenecía a su familia y dejaba atrás los días de senador de Massachusetts y
miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos por el 11.º distrito
congresional de Massachusetts.
El
nuevo presidente hizo su juramento de 35 palabras que establece la Constitución
del país: “Juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de presidente de
Estados Unidos y que, hasta el límite de mis capacidades, preservaré, protegeré
y defenderé la Constitución de Estados Unidos”. John Kennedy fue el primer
presidente católico de Estados Unidos y pasó a la historia como un gran
político demócrata, que marcó un antes y un después en la historia de su país,
60 años después se le sigue considerando uno de los mejores presidentes de
la historia republicana de la gran nación del norte.
En ese día histórico para los Kennedy, la señorial ciudad
de Washington estaba a diez grados bajo cero, hacía un frío glacial, había
caído sobre la capital federal una tormenta de nieve. No obstante, igualmente
de fría era la relación entre los Kennedy y los Bouvier, quienes miraban por
encima del hombro a aquellos y aquellos no querían bien a los Bouvier; porque
estos eran republicanos y no habían votado por John. Junto con el nuevo
presidente estaba una Lee Bouvier, que ya no lo era, pues había pasado a ser
una Kennedy y primera dama de los Estados Unidos, la señora Jacqueline Kennedy,
la flamante esposa de John F. Kennedy.
Jackie, en ese memorable día, lució una vestimenta
elegante e impecable que le dio la vuelta al mundo. Llevaba un abrigo en seda
de media manga en azul pastel, con grandes botones, boas y manguito negro, con
cuello en piel rusa marrón y guantes blancos de ópera, todo diseñado por el
modisto francoestadounidense Oleg Cassiny, y un sombrero a juego, del diseñador
estadounidense Roy Halston Frowic. Desde ese momento, se convirtió en la First
Lady más joven de la historia estadounidense, ícono de la elegancia y el
glamur. Ese día, Jackie fue catapultada a la categoría de mito. Los periodistas
comenzaron a hablar del efecto Jackie, que fascinaba a las multitudes
por donde iba pasando como primera dama, estrechando miles de manos,
emocionando y derrochando por doquier suma elegancia y estilo refinado.
Una
primera dama promueve programas de desarrollo social en todo el país, es
defensora de los derechos humanos y de la mujer, realiza labores filantrópicas
y otorgamiento de premios y becas académicas, asiste a ceremonias oficiales y
funciones de Estado y contribuye con las artes y la preservación de la
arquitectura histórica. A todo eso se dedicó Jackie con gran entrega y
devoción.
Sus
críticos la tildaban de romántica e impecable al vestir, como princesa de un
cuento de hadas. Siempre lucía vestidos largos que le llegaban un poco más
abajo de la rodilla, en colores luminosos como el rosa, fucsia, el amarillo, el
salmón o el verde esmeralda. Todos confeccionados por los mejores diseñadores,
entre los cuales estaban Coco Chanel, Christian Dior o del francés Hubert de
Givenchy, los cuales usaba a juego con los famosos sombreros pillbox o
casquete, de Halston, como el que perdió el día que asesinaron a su marido, el
presidente Kennedy.
Su
figura impactó y fue inspiración para grandes personajes de la política,
escritores, novelistas, poetas, pintores, escultores, cantantes y cantautores. La reina de América, le decía el
cantante y actor estadounidense Frank Sinatra. Un medio londinense afirmaba que
Jackie le había dado al pueblo estadounidense una cosa que siempre habían
deseado tener: majestuosidad. Jackie les dio majestuosidad ciertamente. Las
revistas más vendidas en Estados Unidos llevaban en su portada el rostro y
reportajes de la señora Kennedy, entre las cuales figuran Life, Caras,
Journal, Sports Illustrated, McCall, Photoplay,
Time, Cosmopolitan, Newsweek, Bunte, Match, DailyNews,
Look, Hello!, Lad’ysCicles, People y Screenland.
Además
de ser portada en las revistas, existe una miríada de libros que recogen en sus
páginas la vida de quien un día fue llamada la viuda de América. Entre algunos libros están, What Jackie
Taught Us, Jackie after O, Jacqueline Bouvier Kennedy Onassis,
Dentro de la Casa Blanca, Mi vida con Jacqueline Kennedy, JFK
Reckless Youth, ¡Jackie, oh!, Una mujer llamada Jackie, Una
imagen tan bella, Jackie Kennedy (1929‑1994), Demasiado humano
historia de amor de Jack y Jackie Kennedy, America’s Queen, Jackie
and Maria, Jackie’s Girl, Jackie, Jacqueline Kennedy y
Conversaciones históricas sobre mi vida con John F. Kennedy. Al igual
que la princesa Diana de Gales, Jackie fue perseguida en su tiempo por la
prensa rosa o del corazón, reporteros y los famosos paparazzi, quienes, estando ella en Skorpios, isla privada del
magnate griego Aristóteles Onassis, entonces esposo de Jackie, la fotografiaron
tomando el sol completamente al desnudo, lo que generó millones y produjo un
escándalo mundial.
El
séptimo arte también se interesó en la exprimera dama estadounidense. La más
reciente producción cinematográfica fue Jackie, película de drama
chileno-estadounidense, dirigida por Pablo Larraín e interpretada
magistralmente por la actriz, directora y productora israelí Natalie Portman,
papel por el que fue candidata al Óscar. Además del cine, la televisión ha
producido series y programas muy interesantes sobre Jackie. La miniserie A
Woman Named Jackie (Una Mujer Llamada Jackie), 1991, fue exitosa y en el
año 2000 se estrenó otra miniserie intitulada Jackie Bouvier Kennedy Onassis,
de igual éxito. Otras actrices como Jaclyn Smith, Katie Holmes, Jaqueline
Bisset, Jeanne Tripplehorn y Sarah Michelle Gellar han interpretado a la
icónica exprimera dama Jacqueline Kennedy. La exitosa serie The Crown,
de Netflix, no solo aborda la vida de la reina Isabel II, en su segunda
temporada en uno de sus episodios aparece la recordada Jackie Kennedy, papel
interpretado por la actriz sudafricana Jodie Balfour. A esta larga lista de
interpretaciones se suman especiales de televisión, de la CBS, clásico A
Tour of the White House with Mrs. John F. Kennedy (Un recorrido por la Casa
Blanca, que regiamente protagonizó Jackie).
Jackie
fue la First Lady de Estados Unidos desde el 20 de enero de 1961 al 22
de noviembre de 1963, aunque no le gustaba que le dijeran First Lady,
porque le parecía el nombre de un caballo de carreras. Tiempo que le bastó para
refrescar y modernizar la Casa Blanca, restaurándola por completo. No olvidemos
que Jackie con su especial gusto y refinamiento cambió la vida de la Casa
Blanca para siempre. En poco tiempo renovó cada rincón y cambió para siempre la
vida y las costumbres de la histórica residencia, fue una mujer de refinada
elegancia y gustos exquisitos.
Escribe
Katherine Pancol, en su libro Una imagen tan bella. Jackie Kennedy (1929‑1994),
que cuando Jackie llegó a la Casa Blanca, la ducha de su habitación no
funcionaba y que la cisterna estaba rota y que no había papeleras ni
bibliotecas. Esta histórica casa tiene 18 habitaciones, 20 cuartos de baño en
el segundo piso, 147 ventanas, 29 chimeneas y 37 habitaciones en la planta
alta. Cuenta con un entarimado de 1000 m, hecho con maderas finas y
2500 m de mármol. Ese fue su primer gran proyecto como First Lady,
restaurar la casa de la pareja presidencial de los Estados Unidos. La redecoró,
mandó a colocar muebles y pinturas originales. Con su llegada, la Casa Blanca
se llenó de arte, de música y de mucha cultura. Por eso, sus salones se
convirtieron en grandes escenarios donde desfilaron artistas de primer orden,
sirvieron cenas y fiestas que eran una verdadera ambrosía. Asistieron
intelectuales, músicos, pintores y políticos de alta talla mundial.
Además
de eso, Jackie estaba muy pendiente de la servidumbre, de los horarios, de los
sueldos del personal a su servicio y de las horas extra, hizo de la Casa Blanca
y de su matrimonio su propio Camelot. Gustaba escuchar y bailar junto con su
esposo, el presidente Kennedy, la canción de Richard Burton, Camelot: In
short, there simply not. A more congenial spot For happily-ever-aftering than
here In Camelot (En resumen, simplemente no hay un lugar más agradable para
feliz-siempre que aquí en Camelot). Unos días después del magnicidio de
su esposo, concedió una entrevista a la prestigiosa revista Life y narró
los años que pasó junto con su esposo, años que calificó como sus años dorados
de Camelot. Ella hizo suyo el sueño de un rey como Arturo, el de la Tabla
Redonda, señor de Camelot.
Como
primera dama de Estados Unidos acompañó a su esposo en varias vistas oficiales
y viajes, visitaron Francia, Austria, India, Pakistán, Afganistán, Canadá,
Colombia, Inglaterra, Grecia, Italia, México, Marruecos, Turquía y Venezuela.
En Francia, la atención estuvo fijada en Jackie, pues hablaba muy bien francés,
así se ganó el cariño y la atención de los franceses —que no es tan fácil— al
hablarles en la lengua de Molière (Jean-Baptiste Poquelin) y es que la capital
francesa, París, tuvo un lugar muy especial en el corazón de Jackie, pues con
sangre francesa proveniente de su progenitor, John Bouvier, ella amaba Francia,
sobre todo la ciudad de París.
Kennedy,
en una memorable conferencia de prensa que brindó en el Palais de Chaillot, dijo
jocosamente que en esa visita oficial a Francia él era quien acompañaba a
Jackie, no ella a él. Otro momento memorable fue en el Palacio de Versalles. Se
sabía que la relación entre el presidente John F. Kennedy y el presidente
Charles de Gaulle no era la mejor, pero este ante la deslumbrante presencia de
Jackie fue mucho más amable con ella y afirmó: “Jacqueline Kennedy conoce mucho
más de la cultura francesa que la mayoría de las francesas”.
Cuando
visitó Inglaterra se afirma, pero sin fundamento histórico, que Jackie hizo dos
comentarios durante la cena sobre la reina y el palacio de Buckingham. Sobre
Isabel II, asegura The Telegraph, dijo que era descuidada, poco inteligente e
irrelevante y en cuanto al palacio, dijo que era un lugar de segunda, arruinado
y triste. La NBC se limitó a afirmar que Jackie Kennedy no se dejó impresionar
por la reina ni su palacio. Esta anécdota de la primera dama se recoge en la
serie The Crown.
El
último día como First Lady de la gran nación del norte y su icónico traje rosa.
Jackie, como hemos anotado más arriba, acompañó a su esposo en varias vistas
oficiales y viajes internacionales, pero en los viajes nacionales no solía
hacerlo. Texas fue la excepción. El 21 de noviembre de 1963, Jackie y John
hicieron un viaje político a Texas, ninguno de los dos quería ir. Al día
siguiente, 22 de noviembre, llegaron en el Air Force One al aeropuerto Love
Field en Dallas, ciudad convulsa, acompañados por el gobernador de la ciudad y
su esposa. Jackie iba impecable, como siempre. Ese día vistió un traje de
Chanel, de lana bouclé, con dobles botonaduras grandes, de color frambuesa y
cuello azul marino, a juego con un sombrero pillbox, del mismo color del
vestido y guantes blancos, el famoso traje rosa de Chanel. Dice uno de sus
biógrafos que el vestido fue escogido por el propio presidente para su esposa y
que no era original de Chanel, sino que era una copia de alta calidad,
confeccionado con patrones y materiales autorizados por la propia Coco Chanel.
De Love
Field salieron en una larga caravana hacia Trade Mart, ambos
subieron a la limusina descapotable presidencial, acompañados por el gobernador
de Texas John Connally y su esposa Nellie, Jackie iba junto con su esposo.
Recorrieron parte de Elm Street en Dealey Plaza cuando se oyó el
primer disparo, segundos después, sonaron dos disparos más que impactaron en el
presidente Kennedy, hiriendo a muerte garganta y cabeza. El arma que usó Lee
Harvey Oswald para asesinar al presidente era un fusil de cerrojo Carcano
M91/38 de fabricación italiana, con mira telescópica. Jackie, en shock, se subió a la parte trasera de la
limusina, imagen que ha quedado grabada en la historia y colectivo
estadounidense.
El
presidente fue trasladado de inmediato al Hospital Parkland de Dallas,
Jackie iba abrazada a él, sujetándole la cabeza. A las 13:00 horas de
Dallas, John F. Kennedy se declaró oficialmente muerto; 1 hora y
20 minutos después, el cuerpo sin vida de Kennedy fue llevado al Air Force
One, para dirigirse a la Base Aérea de Andrews, a las afueras de Washington D.
C. A bordo del avión, antes del despegue, el vicepresidente Lyndon B. Johnson,
prestó juramento como presidente de Estados Unidos ante la jueza Sarah T.
Hughes, a la izquierda de Johnson, estaba Jackie, con su traje rosa, manchado
de sangre, a partir de ese instante, Jackie dejó de ser la First Lady de
Estados Unidos y pasó a ser la viuda de América y una de las primeras
damas más recordadas y mejor vestidas de la historia.
El
funeral de Estado del presidente John F. Kennedy comenzó a los tres días de su
asesinato. El féretro fue colocado en el cuarto este de la Casa Blanca por
24 horas. Pasadas las 24 horas su ataúd fue llevado por caballos en
una vagoneta de artillería, la que en 1945 había transportado el féretro de
Franklin D. Roosevelt al Capitolio para ser velado en público. El cortejo
fúnebre que se desplazaba por la Pennsylvania Avenue cuando se dirigía al
Capitolio iba en silencio, solo se escuchaban los tambores y el chasquido de
los cascos de los caballos y del caballo sin jinete, con botas al revés. El
caballo se llamaba Black Jack, como el padre de Jackie. El caballo sin
jinete en los funerales de los presidentes de los Estados Unidos representa el
monte de un gobernante caído.
Jackie
caminó estoica en la procesión fúnebre, majestuosa, sosteniendo a sus dos hijos
de la mano, a Caroline y John, así encabezó el duelo público por la gran
nación. Las cámaras de la televisión mundial siguieron a las
250.000 personas que hicieron fila para despedir y honrar a quien, hasta
hace unas horas atrás, había sido el presidente la nación. El lunes 25 cerca de
1200 personas, entre las cuales figuraron representantes de diversos
países, jefes de Estado, primeros ministros, miembros de la realeza, líderes de
diversas agrupaciones asistieron al funeral de Estado en la Catedral de San
Mateo Apóstol. Presidió la misa exequial el cardenal Richard Cushing, arzobispo
de Boston. Después de las honras fúnebres, el ataúd fue llevado al Cementerio
Nacional de Arlington para su entierro. Jackie lo organizó todo, inspirada en
el entierro de Abraham Lincoln. La Casa Blanca recibió 800.000 telegramas de
pésame, afirma Pancol en su libro.
El
matrimonio de John y Jackie duró 10 años hasta el fatídico día en que fue
asesinado su esposo, solo la muerte los separó. No los separó la infidelidad de
John ni su tórrido romance con la exuberante actriz Marilyn Monroe; fue la
muerte.
Procrearon
cuatro hijos, Arabella, Caroline, John y Patrick. Caroline es la única hija con
vida de los Kennedy Bouvier, es una brillante abogada y diplomática, fue
embajadora en Japón y, actualmente, es embajadora en Australia, en la
presidencia del presidente demócrata Joe Biden.
Curiosidades
sobre Jacqueline Lee Bouvier Kennedy Onassis:
*El
guardarropa de Jackie Kennedy estaba lleno con prendas y zapatos de las lujosas
tiendas como Saks Fifth Avenue y Bergdorf Goodman. El guardarropa estaba
ordenado de acuerdo con el color de las prendas. Los zapatos tenían en la
plantilla derecha una pequeña plataforma de medio centímetro, con el fin de
corregir un defecto, pues tenía una pierna más larga que la otra.
*Su
padre, John Vernou Bouvier III, le repetía una frase que Jackie hizo de ella su
lema de vida: “No dejes nunca que adivinen tus pensamientos. Guarda tus
secretos. Sé misteriosa, ausente, lejana, un enigma hasta el último de tus
días”, le aconsejó el progenitor.
*Le
gustaba llevar a sus paseos en bote una canastita con su déjeuner: terrine
de pâté y quesos franceses, irrigados con abundante vino. ¡Ambrosía total!
*Hay
un cóctel que fue bautizado como Femme Fatale, en honor de Jackie, cuando ella
visitó al príncipe Norodom Sihanouk, en Camboya, en el lujosísimo Hotel Le
Royal.
*Ganó
un Emmy por haber
restaurado la Casa Blanca y promover su historia. Además del Emmy, ganó el
Premio de Fideicomisarios de la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión.
*El escritor
Cristopher Andersen, en su libro Jackie after Jack, afirma que Jackie
mantuvo romances con Frank Sinatra, Marlon Brando, William Holden, Warren
Beatty y hasta Bobby Kennedy. Afirmaciones de mal gusto.
*Fue
la editora en Viking Press y Doubleday, trabajó la autobiografía de
Michael Jackson, el cual ocupó el número uno en la lista de los libros más
vendidos.
*John
F. Kennedy no fue su primera opción para contraer matrimonio. Estuvo
comprometida antes con el corredor de bolsa John G. W. Husted, pero su madre,
Janet Norton Lee, le aconsejó que no le era conveniente. Sabio consejo, la
historia le dio la razón.
* Jackie no quiso
quitarse el traje rosa Chanel que lució cuando asesinaron a su esposo. “Voy a
dejarme la ropa puesta. Quiero que todos vean lo que le han hecho”, dijo cuando
se le sugirió cambiarse el atuendo.
*Jackie
bebía mucho vodka para conciliar el sueño, dormir y olvidar la tragedia del
magnicidio de su esposo.
*Jackie buscó ayuda
espiritual con un sacerdote católico, pues había pensado en el suicidio para
aliviar su sufrimiento por la pérdida de su esposo.
*Algunos
la tenían como una santa, hasta que se casó con el magnate griego Aristóteles
Sócrates Onassis, en 1968. Este matrimonio ofendió a los estadounidenses.
Aristóteles Onassis prefirió a Jackie que a la soprano de ascendencia griega,
la gran María Callas. Sobre esa unión, el hijo de Onassis, Alexander, dijo: “Es
la unión perfecta. Mi padre adora los apellidos y Jackie adora el dinero”.
El
19 de mayo de 1994, a los 64 años, rodeada de sus hijos, Caroline y John
Jr. y de sus más queridos allegados, la vida de Jackie se apagó. La noticia de
su deceso le dio la vuelta al mundo y hasta nuestros días el mito de la icónica
exprimera dama de Estados Unidos se mantiene encendido, cual antorcha colocada
sobre un candelero de cristal en lo alto de un muro.
“Ella
lo hizo a su manera y en sus propios términos, y todos nos sentimos afortunados
por ello” (John F. Kennedy, Jr.).