lunes, 6 de julio de 2020

La pederastia: el látigo que golpea a la Iglesia de Jesucristo

La pederastia: el látigo que golpea a la Iglesia de Jesucristo (Colección Temas varios)

Mi nombre es Bosco José de Jesús Rodríguez Alvarado. Soy misionero y presbítero redentorista. Nicaragüense y mariano por gracia de Dios. Estoy en Facebook, Twitter, Instagram, ISSUU y tengo mi propio blog: pboscojracssr.blogspot.com; y no soy ni pedófilo ni pederasta. Voy a compartir con usted, amable lector, algunos aspectos sobre la pederastia en la Iglesia católica, el látigo que golpea fuertemente a la gran familia fundada por Jesús, Nuestro Señor.
Pedofilia y pederastia. ¿Acaso no son equivalentes estos dos vocablos? No. La pedofilia y pederastia no son equivalentes.  Según los entendidos, el vocablo ´´pederastia´´ se refiere al abuso sexual que se comete con niños; y el vocablo ´´pedofilia´´ o su variante paidofilia, es la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente por los niños.
El tema sobre los abusos sexuales infantiles o abuso sexual a menores en el seno de la Iglesia, ha tocado las fibras más sensibles del mundo católico y no católico. Los casos de sacerdotes, religiosos y obispos pederastas van en progresión creciente. En Estados Unidos de América es donde se han presentado más situaciones de abuso en contra de menores de edad por parte de clérigos y religiosos. Solo en el estado de Pensilvania, al noreste de EE.UU., se dieron más de 1.000 casos de menores de edad que fueron víctima de abusos por más de 300 sacerdotes a lo largo de siete décadas, según revistas y medios de comunicación social.
En el año 2008, cuando el papa emérito Benedicto XVI visitó la gran y noble nación estadounidense, ya las alarmas estaban encendidas. El carácter de la visita de Benedicto XVI obedeció a tan solo una razón: su visita fue eminentemente pastoral. El papa es pastor, tiene corazón de pastor. El tema central de la visita fue y pudo concretarse en una alentadora frase: “Cristo, nuestra esperanza” (Christ Our Hope). El Papa Benedicto XVI llegó a esa gran nación de América del Norte, para fortalecer la fe, la esperanza y el amor de los cristianos católicos en los Estados Unidos. A pesar de que Benedicto XVI solo visitó Washington D.C. y la ciudad de Nueva York, todos los católicos recibieron su mensaje; porque ellos, los casi 70 millones de católicos en Estados Unidos, sintieron que el sucesor de Pedro tenía algo nuevo que decirles. Pues para todos los católicos hay esperanza, para los católicos estadounidenses, hispanos, inmigrantes, los que se sienten lejos de su patria, los que se han sentido marginados por diversas razones, para los que están heridos por los escándalos provocados por los sacerdotes pederastas; para todos hay esperanza, porque Cristo, el Hijo de Dios, que murió y resucitó por nosotros, que al resucitar quitó el pecado del mundo, nos dio la vida eterna. ¡Cristo es nuestra esperanza!
Ante esta realidad dolorosa y extremadamente vergonzosa, cabe la siguiente pregunta: ¿en cuáles países ha habido más abusos sexuales por parte de sacerdotes pederastas? El panorama es escalofriante… Las naciones que figuran son: Irlanda, Alemania, España, Portugal, Bélgica, Holanda, Austria, Polonia, Italia, Australia, Estados Unidos y Canadá. En nuestra América Latina las sirenas ya se hacen sonar con sonidos dantescos. Chile, el largo y angosto país de Sudamérica, es la nación en la cual más casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes pederastas se han presentado. La visita apostólica que hiciera el papa Francisco a Chile en el año 2018, fue señalada como el viaje más amargo en los cinco primeros años de su pontificado. Sus palabras en torno al obispo emérito de Osorno, Juan Barros Madrid, dejó indignados a muchos laicos: ´´El día que me traigan una prueba en contra del obispo Barros, voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia´´. Después, el papa Francisco con su voz argentada tuvo que pedir disculpas a bordo del avión que le llevaba de regreso a Roma: ´´Debo pedir disculpas porque la palabra 'prueba' ha herido a muchos abusados, fue sin querer. Mi expresión no fue feliz, no la pensé. Lo digo con sinceridad´´.
Tristemente, Mons. Juan de la Cruz Barros Madrid ha sido señalado como encubridor del padre Fernando Salvador Miguel Karadima Fariña, quien fuera párroco de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Santiago de Chile. Karadima, quien es culpable de abusos sexuales en contra de menores, ha sido separado de sus funciones eclesiásticas y ha perdido el estado clerical. Su vida ha sido llevada al sexto y séptimo arte intitulada: ´´El bosque de Karadima´´, y el libro: Karadima, el señor de los infiernos. Está de más decir que este personaje sombrío le ha hecho muchísimo daño a la Iglesia de Jesucristo en Chile.
En los Estados Unidos Mexicanos, que recibió cinco veces a san Juan Pablo II, donde inmortalizó en su último viaje apostólico la frase ´´México siempre fiel´´, también se ha visto sacudida por escándalos de sacerdotes pederastas desde años atrás. Sin duda alguna, el caso más emblemático es el de Marcial Maciel Degollado, fundador de la asociación seglar Regnum Christi y de la congregación católica Legión de Cristo. Maciel fue acusado de abuso sexual contra varios niños y seminaristas adolescentes. Gran impacto en la feligresía católica mexicana y mundial causó aquella memorable carta abierta enviada a san Juan Pablo II, en 1997, por ocho ex miembros de los Legionarios de Cristo que acusaban a su fundador, Marcial Maciel, de haber abusado sexualmente de ellos cuando eran adolescentes. La impresionante misiva, cuya firma la encabeza el padre Félix Alarcón Hoyos, fue decisiva para separar del ministerio sacerdotal a Marcial Maciel. El 19 de mayo del 2006, el papa Benedicto XVI ordenó al padre Maciel que se abstuviera de ejercer su ministerio sacerdotal públicamente para llevar ´´una vida de oración y penitencia´´. Hemos de reconocer que Benedicto XVI dio los primeros pasos en firme para combatir este flagelo que golpea fuertemente a la Iglesia hoy.
El abuso sexual de menores es considerado criminis horribilis. ´´Es una forma de maltrato al menor. Incluye un amplio espectro de acciones entre un niño y un adulto, o con niños mayores. Con frecuencia, aunque no siempre, implica un contacto físico. Exhibir sus órganos genitales ante un niño o presionar a un niño a tener relaciones sexuales, es abuso sexual contra el menor. Utilizar niños en pornografía también es abuso sexual contra los menores. Es la conducta en la que una niña o niño es utilizado como objeto sexual por parte de una persona con la que mantiene una relación asimétrica, de desigualdad, con respecto a la edad, la madurez y el poder´´, nos dicen los especialistas de este tan doloroso, vidrioso y vergonzoso tema. El abuso sexual a menores no solo está presente en la Iglesia, como han querido dar a entender algunos medios de comunicación social. Ha estado presente en la sociedad, familia, en la escuela e instituciones varias, etc. Es un problema universal. Especialistas como Enrique Echebúrria y Cristina Guerricaechevarría, nos dicen lo siguiente: ´´El abuso sexual infantil se trata de un problema universal que está presente, de una u otra manera, en todas las culturas y sociedades y que constituye un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales. Supone una interferencia en el desarrollo evolutivo del niño y puede dejar unas secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo´´.
La pederastia es una aberración, no se justifica de ningún modo. Es un crimen contra un niño inocente. Los niños son para mí el jardín de la Iglesia. Ellos adornan, dan candor y son la música celestial en la tierra de la Iglesia del Señor. Yo vengo de una familia numerosa, donde se ama y respeta al niño. Por eso amo y veo en ellos el amor infinito de Dios. En el Evangelio de Jesucristo, corazón palpitante de las Sagradas Escrituras, leemos: ´´Mas Jesús les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como estos es el Reino de los Cielos. Y, después de imponerles las manos, se fue de allí´´ (Mateo 19, 14-15); ´´Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como estos es el Reino de Dios´´ (Marcos 10, 14).  Entre los preferidos de Jesús figuraban siempre los niños. Jesús nos pide como adultos, la sencillez de un niño, porque la gratuidad del Reino de Dios nos vendrá si somos como ellos: sencillos y puros de corazón. San Juan Pablo II, en una de sus bellísimas catequesis, nos dice: ´´Dios ha querido, en su designio salvífico, que el Hijo unigénito naciera de una Virgen. Esta decisión divina implica una profunda relación entre la virginidad de María y la Encarnación del Verbo´´. Dios se hizo niño por amor a nosotros. Yo recibo con corazón agradecido cuando un niño se acerca a mí para que lo abrace y le dé la bendición. Hago muy mías las célebres palabras de san Óscar Arnulfo Romero: ´´¡Cuánto vale para mí que un niño me tenga la confianza de abrazarme!´´.
La pederastia es considerada en la Iglesia católica un delito gravísimo: delicta graviora. El amable lector que ha seguido con sumo cuidado estas líneas, ha de saber que este tipo de delito y otros dos más, están reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe, los cuales son:
• Contra la Eucaristía (celebraciones prohibidas, sacrílegas, simuladas, etc.)
• Contra la santidad del Sacramento de la Penitencia (absoluciones ilícitas, ruptura del sigilo sacramental, uso de la confesión para fines turbios, etc)
Contra el sexto mandamiento por parte de un clérigo con un menor de 18 años (pederastia)
Si, lamentablemente, a un sacerdote u obispo se le comprueba que ha faltado en el tercer tipo de delicta graviora, inmediatamente se le suspende del ejercicio de su ministerio, con el fin de que se hagan las investigaciones pertinentes por parte de la autoridad civil. Si a dicho eclesiástico se le comprueba la acusación de pederastia que pesa sobre él, se le aplica la pena máxima canónica: pérdida del estado clerical.
¿Ser presbítero es equivalente a ser pederasta? ¡Claro que no! ¿Todos los sacerdotes y religiosos son pederastas? ¡Por supuesto que no! ¿Cuántos clérigos hay en el seno de la Iglesia católica? En el Anuario Pontificio 2018 y Annuarium Statisticum Ecclesiae 2016, encontramos la respuesta. En el año en mención, la cifra de clérigos era de 466.634: con 5.353 obispos, 414.969 sacerdotes y 46.312 diáconos permanentes. Claro está, que las cifras han variado respecto al año 2019. Los medios de comunicación social, se han hecho eco de las denuncias hechas en contra de sacerdotes pederastas. Pero no todos han sido lo suficientemente serios y responsables en transmitir tales noticias. Igual podría decir de algunos activistas que están luchando día a día para que sus gritos sean escuchados en el Estado de la Ciudad del Vaticano.  Hay algunos medios de comunicación social que, conociendo la intensidad del delito de pederastia, dolor, sufrimiento y vergüenza, han hecho de la noticia una fantástica fiesta amarillista a ultranza. Han maximizado la noticia. Han exagerado en sus notas periodísticas números y porcentajes en cuanto a los sacerdotes pederastas. ¿Qué quiero decir?  Con profunda tristeza y dolor, veo en determinados medios de comunicación social de nuestra extensión de tierra, la ampliación de temas con mucho morbo, espina, veneno, sangre y saña en contra de la Iglesia católica y sus pastores, sobre todo en el tema de la pederastia. Sin importar el dolor de las víctimas y el prestigio de aquellos clérigos que no son pederastas. ¿Acaso habrá que decirles a ciertos periodistas, parafraseando al gran Pablo Neruda, lo que un día le recomendó a la gran Isabel Allende, cuando esta lo entrevistó: ´´ Ustedes deben ser los peores periodistas de este país, hijos´´. Pero, a diferencia de Isabel Allende, estos no escriben ni novelas ni cuentos…
Dichos medios insisten una y otra vez, de forma obsesionada y persecutoria, en un tema específico, perdiendo totalmente la visión de conjunto de la noticia como interés informativo y formativo; terminan informando noticia huera, casi bazofia, noticias escritas con un espíritu mindundi. Afirmando o dando a entender que todos los sacerdotes son pederastas. Inflando cifras y porcentajes del número real de sacerdotes pederasta que hay en la Iglesia. No son serios.
Repito: no todos los sacerdotes, religiosos u obispos son pederastas. ¡No! ¡No lo somos! Llama la atención la escasísima noticia y el sumo desinterés por cubrir noticias de sacerdotes que se consumen día a día dando la vida por Jesucristo Nuestro Señor. Sacerdotes que, en el silencio discreto y humilde, revestido de sencillez, están ayudando a muchas personas a tener un encuentro personal con Jesucristo, salvador de nuestras vidas. Sacerdotes socorriendo a muchos en crisis humanitarias, confortando a los enfermos y desesperados, sirviendo a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados y orfanatos. Sacerdotes que, en el apostolado de sus parroquias y misiones, están dando motivaciones a muchas personas, para que estas aprendan a vivir y amar plenamente. Claro, eso no es noticia rocambolesca para tales medios de comunicación, que necesitan demudar y hacer de sus medios impresos y en imágenes, páginas flamígeras con letras incendiarias. Ningún medio de comunicación social se ha preocupado en cubrir la labor que realizamos los misioneros redentoristas en toda América Central, sobre todo, en Dangriga Town, Stann Creek, Belice. Donde regentamos una parroquia pobre, en la cual se hablan cinco idiomas: inglés, español, garífuna, kekchí y maya mopán.
La empresa comercial estadounidense de entretenimiento Netflix, ha estrenado recientemente un documental titulado ´´Examen de Conciencia´´, donde aborda el tema sobre los abusos sexuales dentro la Iglesia católica. Excelente documental, pero a mí me gustaría que esta gran empresa, también proyectara la labor de amor y misericordia que realiza la Iglesia en todo el mundo. Netflix realizaría bellísimos documentales sobre las buenas obras de la Iglesia.
¿Saben los católicos, medios de comunicación y empresas como Netflix, sobre las buenas obras de misericordia de la Iglesia? Probablemente, no. José Miguel Arráiz, ingeniero en computación, casado y con tres hijas, con una maestría en gerencia empresarial, nos dice sobre las buenas obras de la Iglesia católica en el mundo: ´´En total tenemos que la Iglesia administra un total de 67.264 escuelas maternas frecuentadas por 6.386.497 alumnos; 91.694 escuelas primarias por 29.800.338 alumnos; 41.210 institutos secundarios por 16.778.633 alumnos. Además, sigue 1.894.148 jóvenes de las escuelas superiores y 2.837.370 estudiantes universitarios. Los institutos de beneficencia y asistencia administrados en el mundo por la Iglesia comprenden: 5.378 hospitales, 18.088 dispensarios, 521 leproserías, 15.448 casas para ancianos, enfermos crónicos y minusválidos, 9.376 orfanatos, 11.555 jardines de infancia; 13.599 consultorios matrimoniales, 33.146 centros de educación o reeducación social y 10.356 instituciones de otros tipos´´.
Si en seno de la Iglesia hay 466.634 clérigos según el Annuarium Statisticum Ecclesiae 2016, surge la siguiente pregunta: ¿cuántos, realmente, han sido acusados de pederastia? o la siguiente pregunta: ¿a cuántos se les ha comprobado que son culpables de tales crímenes de pederastia? Si la iglesia tiene alrededor de 466.634 a nivel mundial, de los cuales un poco más de 3.000 han sido acusados formalmente de pederastia, significa que el porcentaje de sacerdotes pederastas es de 0.075 %, menos de un 1 al millar. El amable lector, aunque no sea avezado en matemáticas como quien les escribe, sabrá sacar muy en serio esos porcentajes. No son millares como afirman algunos medios de comunicación. Reconozco, sea más, o sea menos, que el porcentaje de sacerdotes pederastas, es una cifra escandalosa para la santidad a la que todos los sacerdotes estamos llamados. Esta realidad numérica, que no es ficticia, viene a desbaratar el mito tan proliferado por algunos medios de comunicación cuando dicen que los sacerdotes pederastas son millones y que todo el clero de la Iglesia universal padece de tan espantoso mal. Sacerdote o religioso, igual a pederasta, dicen. ¡No es cierto!
El papa Francisco ha pedido perdón en varias ocasiones por estos actos horribles de pederastia. Y no solo el romano pontífice, varias Conferencias Episcopales han pedido perdón por ello. Recientemente lo hicieron los señores obispos de la provincia eclesiástica de Costa Rica. Yo me uno al pedido de perdón del papa y de los obispos. En el mes de febrero se celebró en Roma, en la Ciudad del Vaticano, del 21 al 24, una cumbre sobre pederastia, la cual terminó, según el activista español Miguel Ángel Hurtado, con más pena que gloria. No es cierto. En dicha cumbre participaron los presidentes de Conferencias Episcopales de todo el mundo, para tratar exclusivamente el problema de la pederastia en el interior de la Iglesia católica. Tras la cumbre, el Vaticano ha anunciado dos medidas para los casos de pederastia: un documento sobre prevención y un manual de instrucciones para los obispos. El papa Francisco ha prometido llevar a la justicia civil y eclesiástica a todos los sacerdotes que hayan cometido abusos sexuales a menores. Pues uno de los objetivos centrales de la cumbre, era presentar un plan de acción global con medidas contundentes para terminar de una vez por todas, con tan triste realidad dentro de la Iglesia. ¡Tolerancia cero!
A la voz del papa Francisco, se unieron las voces de los superiores y superioras generales de órdenes y congregaciones del mundo entero: la Unión Internacional de Superiores Generales. Con la declaración de los superiores mayores que se titula así: ´´El abuso de niños es un mal en todo tiempo y lugar: este punto no es negociable´´, los religiosos piden perdón por los religiosos pederastas y dan todo el apoyo al papa Francisco. Le dicen al papa que van a redoblar los esfuerzos para trabajar con él, ´´para que la Iglesia pueda avanzar de manera coherente, creíble y unida; de manera verdaderamente sanadora, sinceramente renovada, con nuevos ojos para ver y nuevos oídos para oír´´. Trabajarán por una cultura de protección en tres puntos esenciales: educación y salud, formación y espiritualidad. 
En este momento presente de la historia de la Iglesia, en este año 2019, ante la realidad de la pederastia, entramos llenos de esperanza en la Cuaresma. Con el Miércoles de Ceniza iniciamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Este tiempo nos prepara para vivir en nuestro peregrinaje en la fe, la celebración exultante de gozo del misterio de la Pascua de Cristo Jesús. Estos cuarenta días de ejercicio espiritual en la Iglesia, nos llevan a recordar los cuarenta días de Moisés en el monte Sinaí o monte Horeb, los cuarenta años en el desierto del pueblo elegido de Israel saliendo de Egipto a Canaán, pasando por  Qâdêsh Barnêa (Cades Barnea), donde se dio la gran rebeldía de dicho pueblo, punto de quiebre entre Dios y su pueblo; y los cuarenta días de ayuno de Jesús.
La escalada cuaresmal nos lleva a la renovación de nuestro compromiso bautismal, y a la vez a tomar un camino de conversión serio y resuelto. El tiempo de Cuaresma nos debe mover espiritualmente a una profunda renovación interior. Los entendidos y estudiosos de la palabra de Dios, nos iluminan diciendo que el acento o la fuerza en este tiempo, no son las prácticas penitenciales, sino la acción santa o justicia del Señor en nuestras vidas, mediante el signo bíblico de la ceniza.
El obispo auxiliar de la arquidiócesis de Managua, el masayense Silvio José Báez Ortega, nos ilustra con estas palabras sobre el significado de la ceniza: ´´El símbolo bíblico de “la ceniza”, con el que se inicia el camino cuaresmal, nos ayuda a entrar en contacto con aquel polvo con el que fuimos formados (Gen 2,7) y al cual volveremos. En la Biblia, cubrirse la cabeza con cenizas, rasgarse las vestiduras, o postrarse en silencio, eran signos penitenciales y de duelo, con los cuales el creyente entraba simbólicamente en la muerte´´.
La Cuaresma nos debe conducir a un cambio radical de vida. Como cristianos ante todo, y como presbíteros y consagrados para la misión de la Iglesia, nuestra meta de vida debe ser esa. La Santa Madre Iglesia Católica y Apostólica, nos invita tender reciamente a Jesucristo. La Cuaresma es un tiempo privilegiado para el perdón y la reconciliación. Un tiempo de gracia y santidad para vivir la inmensa misericordia de Dios como Padre amoroso que es. Urge que todos los religiosos y sacerdotes entremos en la órbita de la conversión.
Desde de lo más profundo de mi corazón, y el fuero interno de mi ser, declaro con dolor, vergüenza y profundísima tristeza, esta realidad que vive mi amada Iglesia hoy. Mi actitud interior fue, es y será, la de honrar mi propia condición como persona humana, como religioso y sacerdote, servir a mis hermanos los hombres, mujeres, niños y ancianos.
Doy gracias infinitas a Dios y a su Madre la Virgen, Madre de Misericordia, por el don del sacerdocio y vida consagrada. Gracias a ellos, a mis padres y familia entera, no soy ni pedófilo ni pederasta. ¡No todos los sacerdotes somos pederastas!















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