domingo, 5 de julio de 2020

ICONOGRAFÍA TRADICIONAL DE SAN GERARDO MAYELA: ´EL SANTO DE LOS PARTOS FELICES´


ICONOGRAFÍA TRADICIONAL DE SAN GERARDO MAYELA: ´EL SANTO DE LOS PARTOS FELICES´ (Colección Santos y beatos CSSR)

Varios biógrafos de san Gerardo Mayela  afirman que este gran santo y muy popular, vivió  ´cumpliendo la voluntad de Dios con alegría´. Gerardo Mayela, hijo dilecto de Muro de Lucano, ciudad que lo vio nacer, escribió en su ´Reglamento de Vida´, lo que podríamos llamar, su vida plasmada en palabras, lo siguiente: ´´Amar mucho a Dios. Unidos siempre con Dios. Hacerlo todo por Dios. Amarlo todo por Dios. Conformarme siempre con su santo querer. Sufrir mucho por Dios´´.
Gerardo Meyela Galella, más conocido por el nombre de Gerardo María Mayela,  nació en Muro de Lucano (Sur de Italia, Reino de Nápoles), en la mañana, ´con la primera luz del alba´, dice Nicola Ferrante, el 6 de abril de 1726. Sus padres, Domingo Mayela y Benita Galella, supieron transmitirle al niño Gerardo los valores de la fe cristiana católica junto a sus hermanas Brígida, Anita e Isabel. Emitió sus votos religiosos en la Congregación del Santísimo Redentor en la pobre y humilde comunidad de Deliceto, el 16 de julio de 1752. Murió en Materdomini (Caposele), cuando apenas tenía 29 años de edad, el 16 de octubre de 1755. Fue beatificado por el Papa León XIII en 1893, y canonizado solemnemente el 11 de diciembre por san Pío X en 1904. Es considerado ´Patrono de las madres y de los niños´´, en especial de las madres embarazadas.  Por ello le llaman dulcemente ´el santo de los partos felices´.  
El artista, en sus obras, traza símbolos que reflejan el carácter del dibujo o ilustración. Y es eso, precisamente, lo que describe su labor. En los atributos o iconografía de los santos, se describen en las efigies, pinturas o monumentos, las características que lo identifican. La iconografía de los santos son los símbolos que rodean la figura de un bienaventurado o justo de Dios, que se fundamenta en la hagiografía y martirologio, enriquecida en las fuentes de la Palabra de Dios y la Tradición, y que subrayan aspectos de la espiritualidad vivida por ellos.
La iconografía tradicional de san Gerardo María Mayela, le suele representar con los siguientes símbolos y gestos: aureola, mirada hacia arriba, vistiendo el hábito religioso redentorista, sosteniendo en sus manos un crucifijo y llevando el santo rosario. Sobre una mesita bien cuidada, vestida con un mantel de color rojo, blanco o verde, están: un libro, la disciplina, las azucenas y un cráneo o calavera. El P. Roberto Bolaños, en una de sus tantísimas obras, Con San Gerardo Mayela – Reflexiones, dice que, en la iconografía tradicional ´gerardina´, se destacan varios elementos muy significativos, por ejemplo: ´´El amor al crucificado, a su Madre María, el pensamiento de la muerte, la pureza, la penitencia y el cumplimiento exacto de la regla´´. Ayudado con esta iluminación del P. Roberto, veamos,  paso a paso,  cada uno de estos símbolos que están puestos alrededor de la figura del Santo Hermano Gerardo María Mayela.
AUREOLA: La aureola es un círculo luminoso que está detrás de la cabeza de las imágenes de los santos. Es un símbolo que no puede faltar en la riquísima iconografía de los santos o justos del Señor. Son aquellos hombres y mujeres, de especialísima virtud y ejemplo, que han alcanzado el don sublime de la santidad en Dios. ¿Cómo? San Alfonso María de Ligorio, nuestro fundador, en su Tratado sobre la práctica del amor a Jesucristo, afirma: ´´Toda la santidad y la perfección del alma consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor. La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto´´. San Gerardo alcanzó la santidad y la perfección de su alma, cumpliendo con la ayuda del Señor, las 14 Obras de Misericordia: las siete espirituales, y las siete corporales. Indudablemente, san Gerardo es uno de los santos más queridos por el pueblo de Dios, y esa santidad derramada en él, se refleja en su mirada hacia arriba.
MIRADA HACIA ARRIBA: Hay un canto muy popular que dice: ´´Estoy pensando en Dios´´. ¿Qué es pensar? Se nos ha enseñado que pensar es: Imaginar, considerar o discurrir. A un gran maestro de espiritualidad de nuestros días, el P. Ignacio Larrañaga, le escuché decir, en uno de sus ´´Talleres de Oración y Vida´´ (TOV),  en El Salvador, que en Dios no se piensa, porque si pensamos en algo o en alguien, significa que está ausente ´eso´,  o ´ese´,  en quien pensamos. A Dios se le vive, decía. Dios está dentro de nosotros y nosotros dentro de Él. La mirada hacia arriba en san Gerardo, denota su relación íntima con Dios, a quien vivía plenamente como su Padre, su Buen Dios. Por eso, Gerardo siempre miraba hacia arriba; es decir, hacia el cielo, porque sabía que ese cielo le esperaba, y en ese cielo estaba Dios. Mirar al cielo significa contemplar la vida eterna. En la rica tradición de la santa madre Iglesia, la Teología ha enseñado sobre el cielo, dando una afirmación aproximada de lo que es: es la felicidad en Dios, es el conjunto de todos los bienes, es primordialmente un ´estado´, es un modo de existir en Dios. El cielo es Dios mismo. Gerardo, que vistió el hábito religioso redentorista, como consagrado, expresó así su deseo de ir al cielo.
HÁBITO: Es el vestido o traje que usan especialmente los religiosos y religiosas. El hábito redentorista es de color negro, con cuello blanco. El P. Roberto Bolaños, lo describe sencillamente, así: ´´En realidad, como los jesuitas, los Redentoristas no tenían un hábito propio, era el que en el reino de Nápoles usaban todos los curas de campiña en el siglo XVIII. La abertura lateral, era para facilitar el subir y viajar en un caballo o burro´´.
CRUCIFIJO: El crucifijo es una ´efigie o imagen de Cristo crucificado´.  San Pablo escribió: ´´¿Pues qué diremos a esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que aun a su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros´´ (Romanos 8, 31-34). Ante las palabras vibrantes y sonoras del apóstol de los gentiles, reflexionamos diciendo que al morir  nuestro Señor en la Cruz, en lo alto del Monte Calvario, donde aparece congregada simbólicamente la Iglesia, Jesús entrega su Espíritu, que es fuente de toda vida, y que lleva a la verdad completa. En la cruz de Cristo, están clavados en Él, el dolor de todos los hombres, mujeres, jóvenes y niños; es decir, el sufrimiento de la humanidad. Todo ese sufrimiento está clavado en la cruz de Cristo y en el Cuerpo de Cristo, en Él todo es redimido, porque en ´Jesucristo hay abundante redención´. Cada vez que san Gerardo contemplaba el Crucifijo, rezando el rosario, entraba de manera mística en la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
EL SANTO ROSARIO: El 26 de septiembre de 1959, el ´Papa bueno´, san Juan XXIII, escribió una Carta Encíclica titulada Grata Recordatio (´Grato recuerdo´), en la que trae a la memoria, las enseñanzas de León XIII (el papa que beatificó a Gerardo María Mayela) sobre el Santo Rosario. El Papa bueno habla de su experiencia personal sobre el santo rosario; dice san Juan XXIII: ´´Este dulce recuerdo de nuestra juventud no nos ha abandonado en el correr de los años, ni se ha debilitado; por el contrario, y lo decimos con sencillez, tuvo la virtud de hacer cada vez más querida a nuestro espíritu el Santo Rosario, que no dejamos nunca de recitar completo todos los días del año. Y que deseamos, sobre todo, rezar con particular piedad en el mes de octubre´´. San Gerardo profesó siempre un amor especialísimo a la Madre del Señor por medio del rezo del Santo Rosario. Era devotísimo de la Virgen del Carmen. Amó con locura a la Santísima Virgen María, a quien llamó todos los días mediante esa hermosa oración que todo fiel cristiano católico debe recitar. Amando a la Santísima Virgen María, aprendió a ser obediente, don que fue descubriendo poco a poco, en su lectura personal en el libro de la Regla de Vida.
LIBRO: El libro se encuentra junto a muchos santos y santas de la Iglesia. Representa, en algunos casos, la Biblia, los Evangelios, las Cartas del Apóstol san Pablo, y la Regla de Vida de las órdenes y congregaciones religiosas. En la iconografía tradicional de san Gerardo, representa la Regla de Vida. En dicha regla, se contenían  los preceptos fundamentales que todo religioso debía vivir y cumplir para alcanzar la perfección. Hoy día, después de la reforma del Concilio Vaticano II, a esa regla de vida, se le llaman  Constituciones y Estatutos. Mi maestro de novicios nos repetía en el Noviciado, que la Regla de Vida era la ´quintaesencia del Evangelio´. San Gerardo observó con mucho cuidado la enseñanza de la Regla de Vida, hasta llegar al cumplimiento exacto de la misma. En dicha regla, aprendió también el sentido de la mortificación y penitencia mediante la práctica de la flagelación con el cilicio.
LA DISCIPLINA. Estaba hecha de cáñamo, con varias ramas, servía para azotarse. La Espiritualidad en el tiempo de san Gerardo, veía en la disciplina (que algunos confunden con el cíngulo), la representación de  la mortificación y penitencia.
AZUCENAS: ´´Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios´´ (Mateo 5,8). La botánica nos dice que la azucena es una ´´planta perenne de la familia de las Liliáceas, con un bulbo del que nacen varias hojas largas, estrechas y lustrosas, tallo alto y flores terminales grandes, blancas y muy olorosas´´. ¡Son bellas! Eso dice esta ciencia, y así es. Pero, ¿qué representa la azucena en la riquísima y antiquísima tradición de la Iglesia? En mi país lacustre, Nicaragua, cuando se acercan las grandes fiestas en honor a la Inmaculada Concepción de María, a la que llamamos cariñosamente ´La Purísima´, escuchamos un canto  hermosísimo con el que saludamos a la Reina de los Cielos y Madre nuestra, Reina de los puros de corazón: ´´Salve Azucena Divina, Gloria del alma inmortal, condúcenos Madre amable, a tu vergel, a tu vergel celestial´´ (Alejandro Vega Matus). Es que la flor de azucena en la iconografía o atributos de los santos, representa la ´pureza de corazón´, a los limpios de corazón. Nuestro querido san Gerardo fue un hombre de alma pura, vivió profundamente la bienaventuranza que Jesús,  Nuestro Señor, pronunció para bendecir a los puros de corazón. El director espiritual de san Gerardo, el P. Francisco Giovenale, afirmaba que san Gerardo, ´´había recibido una gracia especial de Dios, de estar libre de tentaciones contra la pureza´´. Esa pureza en san Gerardo le llevó a no temerle a la santa hermana muerte, representada en su imagen con un cráneo o calavera. San Gerardo, el dichoso, porque fue puro de corazón.
CRÁNEO O COMÚNMENTE LLAMADO ´CALAVERA´: San Pablo, dirigiéndose a los Romanos, les escribió estas palabras: ´´Y sabemos que a los que a  Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados. Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro´´ (Romanos 8, 28.39). En san Gerardo, el pensamiento de la muerte, como puerta segura a la eternidad, siempre caló profundamente en su vida. Sabía que para pasar, es decir, hacer su ´pascua´ a la vida eterna, era necesario cruzar el umbral de la santa muerte. Pues nacemos para morir, y morimos para vivir eternamente en Dios. Preguntado en una ocasión si se iba a salvar, Gerardo contestó con confianza abandonada en Dios: ´´Sí, ya que con tal fin vino Jesucristo a la tierra´´. Para san Gerardo, que vivió la espiritualidad de su época, la calavera representaba la muerte, a la cual no temía, pues el morir es vivir, es el tránsito a la Casa del Padre.
A la altura de este año 2020, ya han pasado 265 años del tránsito de san Gerardo María Mayela a la Casa del Padre. Son muchos, muchísimos, los devotos de este santo. Cada año peregrinan hacia Materdomini multitudes de hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos que visitan su tumba. Gerardo sigue recibiéndolos a todos con amor, a todos acoge por igual bendiciéndoles desde el cielo. Para las fechas de octubre, la geografía ´gerardina´ se ve agitada por la visita de tantos peregrinos, así las ciudades de Muro de Lucano, Deliceto, Materdomini y todo el Sur de Italia se vuelcan al Santuario de Materdomini. Y es que san Gerardo es uno de los santos más populares de la Santa Madre Iglesia, conocido y amado en muchas partes del mundo.


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