ICONOGRAFÍA TRADICIONAL DE
SAN GERARDO MAYELA: ´EL SANTO DE LOS PARTOS FELICES´ (Colección Santos y beatos CSSR)
Varios biógrafos de san Gerardo
Mayela afirman que este gran santo y muy
popular, vivió ´cumpliendo la voluntad
de Dios con alegría´. Gerardo Mayela, hijo dilecto de Muro de Lucano, ciudad
que lo vio nacer, escribió en su ´Reglamento de Vida´, lo que podríamos llamar,
su vida plasmada en palabras, lo siguiente: ´´Amar mucho a Dios. Unidos siempre
con Dios. Hacerlo todo por Dios. Amarlo todo por Dios. Conformarme siempre con
su santo querer. Sufrir mucho por Dios´´.
Gerardo Meyela Galella, más conocido por
el nombre de Gerardo María Mayela, nació
en Muro de Lucano (Sur de Italia, Reino de Nápoles), en la mañana, ´con la
primera luz del alba´, dice Nicola Ferrante, el 6 de abril de 1726. Sus padres,
Domingo Mayela y Benita Galella, supieron transmitirle al niño Gerardo los
valores de la fe cristiana católica junto a sus hermanas Brígida, Anita e
Isabel. Emitió sus votos religiosos en la Congregación del Santísimo Redentor
en la pobre y humilde comunidad de Deliceto, el 16 de julio de 1752. Murió en
Materdomini (Caposele), cuando apenas tenía 29 años de edad, el 16 de octubre
de 1755. Fue beatificado por el Papa León XIII en 1893, y canonizado
solemnemente el 11 de diciembre por san Pío X en 1904. Es considerado ´Patrono
de las madres y de los niños´´, en especial de las madres embarazadas. Por ello le llaman dulcemente ´el santo de
los partos felices´.
El artista, en sus obras, traza símbolos
que reflejan el carácter del dibujo o ilustración. Y es eso, precisamente, lo
que describe su labor. En los atributos o iconografía de los santos, se
describen en las efigies, pinturas o monumentos, las características que lo
identifican. La iconografía de los santos son los símbolos que rodean la figura
de un bienaventurado o justo de Dios, que se fundamenta en la hagiografía y
martirologio, enriquecida en las fuentes de la Palabra de Dios y la Tradición,
y que subrayan aspectos de la espiritualidad vivida por ellos.
La iconografía tradicional de san
Gerardo María Mayela, le suele representar con los siguientes símbolos y
gestos: aureola, mirada hacia arriba, vistiendo el hábito religioso
redentorista, sosteniendo en sus manos un crucifijo y llevando el santo
rosario. Sobre una mesita bien cuidada, vestida con un mantel de color rojo,
blanco o verde, están: un libro, la disciplina, las azucenas y un cráneo o
calavera. El P. Roberto Bolaños, en una de sus tantísimas obras, Con San
Gerardo Mayela – Reflexiones, dice que, en la iconografía tradicional
´gerardina´, se destacan varios elementos muy significativos, por ejemplo: ´´El
amor al crucificado, a su Madre María, el pensamiento de la muerte, la pureza,
la penitencia y el cumplimiento exacto de la regla´´. Ayudado con esta
iluminación del P. Roberto, veamos, paso
a paso, cada uno de estos símbolos que
están puestos alrededor de la figura del Santo Hermano Gerardo María Mayela.
AUREOLA: La aureola es un círculo
luminoso que está detrás de la cabeza de las imágenes de los santos. Es un símbolo
que no puede faltar en la riquísima iconografía de los santos o justos del
Señor. Son aquellos hombres y mujeres, de especialísima virtud y ejemplo, que
han alcanzado el don sublime de la santidad en Dios. ¿Cómo? San Alfonso María
de Ligorio, nuestro fundador, en su Tratado sobre la práctica del amor a
Jesucristo, afirma: ´´Toda la santidad y la perfección del alma consiste en el
amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor. La
caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al
hombre perfecto´´. San Gerardo alcanzó la santidad y la perfección de su alma,
cumpliendo con la ayuda del Señor, las 14 Obras de Misericordia: las siete espirituales,
y las siete corporales. Indudablemente, san Gerardo es uno de los santos más
queridos por el pueblo de Dios, y esa santidad derramada en él, se refleja en
su mirada hacia arriba.
MIRADA HACIA ARRIBA: Hay un canto muy
popular que dice: ´´Estoy pensando en Dios´´. ¿Qué es pensar? Se nos ha
enseñado que pensar es: Imaginar, considerar o discurrir. A un gran maestro de
espiritualidad de nuestros días, el P. Ignacio Larrañaga, le escuché decir, en
uno de sus ´´Talleres de Oración y Vida´´ (TOV), en El Salvador, que en Dios no se piensa,
porque si pensamos en algo o en alguien, significa que está ausente ´eso´, o ´ese´,
en quien pensamos. A Dios se le vive, decía. Dios está dentro de
nosotros y nosotros dentro de Él. La mirada hacia arriba en san Gerardo, denota
su relación íntima con Dios, a quien vivía plenamente como su Padre, su Buen
Dios. Por eso, Gerardo siempre miraba hacia arriba; es decir, hacia el cielo,
porque sabía que ese cielo le esperaba, y en ese cielo estaba Dios. Mirar al
cielo significa contemplar la vida eterna. En la rica tradición de la santa
madre Iglesia, la Teología ha enseñado sobre el cielo, dando una afirmación
aproximada de lo que es: es la felicidad en Dios, es el conjunto de todos los
bienes, es primordialmente un ´estado´, es un modo de existir en Dios. El cielo
es Dios mismo. Gerardo, que vistió el hábito religioso redentorista, como
consagrado, expresó así su deseo de ir al cielo.
HÁBITO: Es el vestido o traje que usan
especialmente los religiosos y religiosas. El hábito redentorista es de color
negro, con cuello blanco. El P. Roberto Bolaños, lo describe sencillamente,
así: ´´En realidad, como los jesuitas, los Redentoristas no tenían un hábito
propio, era el que en el reino de Nápoles usaban todos los curas de campiña en
el siglo XVIII. La abertura lateral, era para facilitar el subir y viajar en un
caballo o burro´´.
CRUCIFIJO: El crucifijo es una ´efigie o
imagen de Cristo crucificado´. San Pablo
escribió: ´´¿Pues qué diremos a esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra
nosotros? El que aun a su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a
los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está a
la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros´´ (Romanos 8, 31-34).
Ante las palabras vibrantes y sonoras del apóstol de los gentiles,
reflexionamos diciendo que al morir
nuestro Señor en la Cruz, en lo alto del Monte Calvario, donde aparece
congregada simbólicamente la Iglesia, Jesús entrega su Espíritu, que es fuente
de toda vida, y que lleva a la verdad completa. En la cruz de Cristo, están
clavados en Él, el dolor de todos los hombres, mujeres, jóvenes y niños; es
decir, el sufrimiento de la humanidad. Todo ese sufrimiento está clavado en la
cruz de Cristo y en el Cuerpo de Cristo, en Él todo es redimido, porque en
´Jesucristo hay abundante redención´. Cada vez que san Gerardo contemplaba el
Crucifijo, rezando el rosario, entraba de manera mística en la pasión, muerte y
resurrección de Cristo.
EL SANTO ROSARIO: El 26 de septiembre de
1959, el ´Papa bueno´, san Juan XXIII, escribió una Carta Encíclica titulada
Grata Recordatio (´Grato recuerdo´), en la que trae a la memoria, las
enseñanzas de León XIII (el papa que beatificó a Gerardo María Mayela) sobre el
Santo Rosario. El Papa bueno habla de su experiencia personal sobre el santo rosario;
dice san Juan XXIII: ´´Este dulce recuerdo de nuestra juventud no nos ha
abandonado en el correr de los años, ni se ha debilitado; por el contrario, y
lo decimos con sencillez, tuvo la virtud de hacer cada vez más querida a
nuestro espíritu el Santo Rosario, que no dejamos nunca de recitar completo
todos los días del año. Y que deseamos, sobre todo, rezar con particular piedad
en el mes de octubre´´. San Gerardo profesó siempre un amor especialísimo a la
Madre del Señor por medio del rezo del Santo Rosario. Era devotísimo de la
Virgen del Carmen. Amó con locura a la Santísima Virgen María, a quien llamó
todos los días mediante esa hermosa oración que todo fiel cristiano católico
debe recitar. Amando a la Santísima Virgen María, aprendió a ser obediente, don
que fue descubriendo poco a poco, en su lectura personal en el libro de la
Regla de Vida.
LIBRO: El libro se encuentra junto a
muchos santos y santas de la Iglesia. Representa, en algunos casos, la Biblia,
los Evangelios, las Cartas del Apóstol san Pablo, y la Regla de Vida de las
órdenes y congregaciones religiosas. En la iconografía tradicional de san
Gerardo, representa la Regla de Vida. En dicha regla, se contenían los preceptos fundamentales que todo
religioso debía vivir y cumplir para alcanzar la perfección. Hoy día, después
de la reforma del Concilio Vaticano II, a esa regla de vida, se le llaman Constituciones y Estatutos. Mi maestro de
novicios nos repetía en el Noviciado, que la Regla de Vida era la
´quintaesencia del Evangelio´. San Gerardo observó con mucho cuidado la
enseñanza de la Regla de Vida, hasta llegar al cumplimiento exacto de la misma.
En dicha regla, aprendió también el sentido de la mortificación y penitencia
mediante la práctica de la flagelación con el cilicio.
LA DISCIPLINA. Estaba hecha de cáñamo,
con varias ramas, servía para azotarse. La Espiritualidad en el tiempo de san
Gerardo, veía en la disciplina (que algunos confunden con el cíngulo), la
representación de la mortificación y
penitencia.
AZUCENAS: ´´Bienaventurados los puros de
corazón porque ellos verán a Dios´´ (Mateo 5,8). La botánica nos dice que la
azucena es una ´´planta perenne de la familia de las Liliáceas, con un bulbo
del que nacen varias hojas largas, estrechas y lustrosas, tallo alto y flores
terminales grandes, blancas y muy olorosas´´. ¡Son bellas! Eso dice esta
ciencia, y así es. Pero, ¿qué representa la azucena en la riquísima y
antiquísima tradición de la Iglesia? En mi país lacustre, Nicaragua, cuando se
acercan las grandes fiestas en honor a la Inmaculada Concepción de María, a la
que llamamos cariñosamente ´La Purísima´, escuchamos un canto hermosísimo con el que saludamos a la Reina
de los Cielos y Madre nuestra, Reina de los puros de corazón: ´´Salve Azucena
Divina, Gloria del alma inmortal, condúcenos Madre amable, a tu vergel, a tu
vergel celestial´´ (Alejandro Vega Matus). Es que la flor de azucena en la iconografía
o atributos de los santos, representa la ´pureza de corazón´, a los limpios de
corazón. Nuestro querido san Gerardo fue un hombre de alma pura, vivió
profundamente la bienaventuranza que Jesús,
Nuestro Señor, pronunció para bendecir a los puros de corazón. El
director espiritual de san Gerardo, el P. Francisco Giovenale, afirmaba que san
Gerardo, ´´había recibido una gracia especial de Dios, de estar libre de
tentaciones contra la pureza´´. Esa pureza en san Gerardo le llevó a no temerle
a la santa hermana muerte, representada en su imagen con un cráneo o calavera.
San Gerardo, el dichoso, porque fue puro de corazón.
CRÁNEO O COMÚNMENTE LLAMADO ´CALAVERA´:
San Pablo, dirigiéndose a los Romanos, les escribió estas palabras: ´´Y sabemos
que a los que a Dios aman, todas las
cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son
llamados. Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del
amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro´´ (Romanos 8, 28.39). En san
Gerardo, el pensamiento de la muerte, como puerta segura a la eternidad,
siempre caló profundamente en su vida. Sabía que para pasar, es decir, hacer su
´pascua´ a la vida eterna, era necesario cruzar el umbral de la santa muerte.
Pues nacemos para morir, y morimos para vivir eternamente en Dios. Preguntado
en una ocasión si se iba a salvar, Gerardo contestó con confianza abandonada en
Dios: ´´Sí, ya que con tal fin vino Jesucristo a la tierra´´. Para san Gerardo,
que vivió la espiritualidad de su época, la calavera representaba la muerte, a
la cual no temía, pues el morir es vivir, es el tránsito a la Casa del Padre.
A la altura de este año 2020, ya han
pasado 265 años del tránsito de san Gerardo María Mayela a la Casa del Padre.
Son muchos, muchísimos, los devotos de este santo. Cada año peregrinan hacia
Materdomini multitudes de hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos que
visitan su tumba. Gerardo sigue recibiéndolos a todos con amor, a todos acoge
por igual bendiciéndoles desde el cielo. Para las fechas de octubre, la
geografía ´gerardina´ se ve agitada por la visita de tantos peregrinos, así las
ciudades de Muro de Lucano, Deliceto, Materdomini y todo el Sur de Italia se
vuelcan al Santuario de Materdomini. Y es que san Gerardo es uno de los santos
más populares de la Santa Madre Iglesia, conocido y amado en muchas partes del
mundo.
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