ESPIRITUALIDAD DE LAS ARTES (Colección Temas varios)
El 4 de abril de 1999,
memorable Pascua de Resurrección, san Juan Pablo II dirigió una Carta a los
artistas del mundo entero. El santo polaco en su escrito recorre el camino del
fecundo diálogo de la Iglesia con los artífices de las bellas artes, citando el
célebre texto del libro del Génesis: ´´Dios
vio cuanto había hecho, y todo estaba muy bien´´ (Gn 1, 31). Y La Via pulchritudinis, documento de la
Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura, dice que la naturaleza
y el cosmos son expresión de la belleza del Creador. La creación artística,
dice este documento, posee la capacidad de evocar el inefable misterio de Dios.
Juan Pablo II, en su
Carta, define la diferencia entre ´creador´ y ´artífice´. El primero, saca
alguna cosa de la nada; el segundo, a lo existente le da forma y significado.
Es Dios quien ha llamado al hombre al don de la existencia, comunicándole la
bella tarea de ser artífice. El artista es artífice de su propia vida, de sus
propios actos, y por ello es responsable de su valor moral, y de actuar según
las exigencias del arte. Les hace ver que la vocación de todo artista está al
servicio de la belleza; pero esta, está unida a la bondad: ´belleza-bondad´,
escribió san Juan Pablo II. La obra del artista está para servir a la sociedad,
la cual tiene necesidad de admirarse con la belleza de sus artífices. La Via
pulchritudinis afirma lo siguiente: ´´Contemplación de Cristo en su misterio de
Encarnación y Redención es la fuente viva de la que el artista cristiano extrae
la propia inspiración para expresar el misterio de Dios y el misterio del
hombre salvado en Jesucristo´´.
Por ello, la Via
pulchritudinis manifiesta que, para el creyente, toda belleza trasciende la
estética, porque lo bello encuentra su arquetipo en Dios, creador único de lo bello.
El papa Francisco, en diciembre del año 2016, hablando a los artistas,
participantes en la XXI Reunión Pública de las Academias Pontificias, de modo
particular a los que son cristianos, les recordaba cuál es su función en la
sociedad: ´´Ser los guardianes de la
belleza, heraldos y testigos de esperanza para la humanidad´´. Pues para el
papa argentino, todos los artistas, especialmente los que son creyentes,
cumplen una tarea fundamental: ´´Crear
obras de arte que porten, mediante el lenguaje de la belleza, un signo, una
chispa de esperanza y de confianza allí donde las personas parecen ceder ante
la indiferencia y la fealdad´´. Indicó a los arquitectos, pintores,
escultores, músicos, cineastas, escritores, fotógrafos, poetas y artistas de
todas las disciplinas, a hacer brillar la belleza. ´´Les invito, por lo tanto, a cuidar la belleza, y entonces la belleza
sanará muchas heridas que marcan los corazones y las almas de los hombres y
mujeres de nuestro tiempo´´, les dijo el papa con su voz argentada.
Cuatro años antes, en
el 2012, el sabio papa emérito Benedicto XVI, decía a los miembros de las
Academias Pontificias lo siguiente: ´´Que
la belleza de la fe no puede ser nunca un obstáculo para la belleza artística,
ya que constituye su linfa vital y su último horizonte´´. En esa ocasión,
Joseph Ratzinger, decía que el artista puede ser testigo privilegiado de la
belleza de la fe, y que podía participar con su contribución en la misión y en
la vocación de la Iglesia. ´´A realizar obras de artes directamente unidas con
la experiencia de la fe y con el culto, con la acción litúrgica de la
Iglesia´´. Para el otrora pastor de la Iglesia Universal, ´´la fe no puede ser
nunca obstáculo para el arte´´, expresó Benedicto XVI.
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