SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO: UN SANTO ´AL QUE LE DEBEMOS
MUCHO´ (Colección ´Santos y beatos CSSR´)
El 1 de agosto se celebra la
memoria litúrgica de uno de los más grandes santos de la Iglesia Católica y
Apostólica: san Alfonso María de Ligorio, fundador de la Congregación del
Santísimo Redentor o Misioneros Redentoristas (1732).
S. Alfonso es un santo
universal, aunque quizá no muy popular. Le conocemos por su vida desbordada de
virtudes heroicas y por sus obras: escritos, pintura y composiciones musicales.
En el ciclo litúrgico del Tiempo de Navidad, en el que celebramos con gozo el
Nacimiento del Señor, se escucha en toda Italia, un hermoso villancico cuyo
autor de la letra y la música es san Alfonso: ´´Tu scendi dalle stelle´´ (´´Tu
bajas de las alturas´´).
Fue
un 27 de septiembre de 1696, que vio por
primera vez la luz de este mundo un niño a quien bautizaron con los siguientes
nombres: Alfonso María Antonio Juan Francisco Cosme Damián Miguel Ángel Gaspar
de Ligorio, quien más tarde sería san Alfonso María de Ligorio, fundador, obispo,
doctor de la Iglesia y patrono de confesores y moralistas. Nació en Marianella,
cerca de Nápoles (Italia), en el seno de una familia cristiana, perteneciente a
la nobleza napolitana. Sus padres, don José de Ligorio y doña Ana Cavallieri,
supieron transmitir al niño Alfonso los
valores de la fe cristiana católica. Así fue creciendo san Alfonso, cuyo nombre
significa ´que siempre está dispuesto a combatir´, hasta convertirse
en uno de los santos más grandes de la Iglesia Católica que ha dado el siglo
XVIII, y con justa razón es llamado por Théodule Rey-Mermet ´´El Santo del Siglo de las Luces´´.
Sobre
san Alfonso María de Ligorio se ha dicho y escrito copiosamente, pues su vida y
obra siguen inspirando a tantos predicadores y
escritores que encuentran en la figura de este santo napolitano, algo
nuevo que decir. Sin duda alguna, las
características y cualidades de su recia personalidad, son dignas de destacar
como ejemplo para quienes vemos en los santos
de Dios un modelo para vivir y seguir a Jesucristo nuestro Señor. Alfonso de Ligorio tiene mucho que decirle al hombre y mujer de este
nuevo siglo y milenio; pero ¿qué puede decirle a los hombres y mujeres del
siglo XXI, un hombre que nació a finales del siglo XVII? Mucho. Pues el próximo 27 de septiembre del
presente año 2016, se cumplirá el 320 aniversario del nacimiento de este gran
santo y gloria de la Iglesia.
Benedicto XVI, hoy papa
emérito, en la Audiencia General del 30
de marzo del 2011, en la Plaza de San Pedro en Roma, presentó la figura de san
Alfonso María de Ligorio como modelo de oración, reconociendo que es un santo
´´al que le debemos mucho´´.
Benedicto XVI resaltó los dones derramados
por el Espíritu Santo en san Alfonso María. El Emérito dijo, en aquella audiencia, frases y oraciones muy
iluminadoras sobre este santo:
´´Su alma tenía sed
de Dios y estaba deseosa de la perfección´´. ´´Muy culto y dotado
intelectualmente´´. ´´Alfonso inició la evangelización y la catequesis entre
los estratos más bajos de la sociedad napolitana, a la que gustaba predicar, y
a la que instruía en las verdades fundamentales de la fe´´.
´´Con paciencia les
enseñaba a rezar´´. ´´Fue una verdadera y propia fuente de educación moral´´. ´´En 1732 fundó la Congregación religiosa del Santísimo
Redentor, cuyos miembros fueron auténticos misioneros itinerantes´´. ´´ Era ante todo un promotor de la oración (a
él se debe la frase ´Quien reza se salva´, y también ´Dios no niega a nadie la
gracia de la oración´), y dentro de ella, de la adoración eucarística´´. ´´Es
el santo de la oración´´, afirmó Benedicto XVI.
Sin duda alguna, san Alfonso fue
un hombre inspirado por el Espíritu Santo, quien confió en la providencia de
Dios; esta confianza y fe lo llevaron a
la obediencia, porque ´´en la obediencia está la bendición´´. Amó con
afecto muy especial a la Santísima Virgen María, bajo la advocación de ´Santa
María dei Monti´, a quien dedicó su obra muy leída ´Las glorias de María´,
quizá la más conocida de sus 111 obras. Su fe y obediencia lo mantuvieron en
unión fraterna con los pastores de la Iglesia, el Papa y los Obispos. Ese amor
a la Iglesia y a sus pastores, lleva a
san Alfonso a reflejar en todo su ministerio apostólico los tesoros de la
humildad y sencillez.
Alguien, muy acertadamente,
resumió la vida de san Alfonso con esta oración bien construida, y que, además,
dibuja perfectamente la vida y obra de nuestro santo fundador: ´´hombre de una personalidad extraordinaria:
noble y abogado; pintor y músico; poeta y escritor; obispo y amigo de los
pobres; fundador y superior general de su Congregación; misionero popular y
confesor lleno de unción; santo y doctor de la Iglesia´´.
El 1 de agosto de
1787, en Nocera de Pagani, Salerno, san Alfonso partió a la Casa del Padre, a
la hora del rezo del ángelus, entregando su alma al Divino Redentor y a su Madre Santísima. Tenía 90 años. Damos
gracias a Dios por este gran santo de la Iglesia ´´al que le debemos mucho´´.
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